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Mi Hija sin un zapato

Relatado por: Daniel Martín Anaya Padua

Q UE TERRIBLE AYER… HOY MAS VIVO QUE NUNCA. Formo parte de la Brigada de Protección Civil de la Institución desde hace 05 años, motivado por el antepenúltimo sismo de gran magnitud ocurrido el 08 mayo de 2014.

Comenzamos a charlar, revisando costo de la generación de la llave y del mantenimiento a la puerta, cuando en cuestión de segundos fui empujado con todo y silla hacia atrás como si alguien con el mismo escritorio me hubiera empujado, todavía en todo de brome le dije: "Que paso amigo, no mucha fuerza", a lo que me respondió: "salté...¡¡esta temblando!!" las decenas de chamacos, comenzaron a salir despavoridos, de tal manera que comencé a gritarles "Salgan lo más rápido posible!", el movimiento de las paredes de cristal que separan el estacionamiento de las instalaciones del archivo comenzaron a moverse, casi a doblarse por los lados, creyendo que se iban a despedazar, salimos corriendo, sin embargo a la salida de la rampa de entrada del estacionamiento nos topamos con que estaban cayendo los desprendimientos de los acabados del edificio contiguo, de tal manera que grité: "cúbranse la cabeza se está cayendo el acabo del edificio de a lado". Salimos a la calle, todos los que nos encontrábamos en el sótano, una vez a "salvo" en la calle, donde se encontraba el punto de reunión, miramos como el edificio de a lado creíamos que se vendría abajo, por el movimiento que estaba generado el sismo, era impactante de como se sacudía.

Quise fijarme de la hora en que estábamos viviendo esto, cuando me percaté que mi reloj de pulso ya no lo traía conmigo, fue parte de la primera perdida de este suceso, comenzamos a apoyar en la evacuación de los pisos restantes de todos los compañeros que no pudieron bajar a tiempo y que sólo el momento les permitió hacer repliegue.

Los minutos y las réplicas comenzaron a avanzar, algunos compañeros comenzaron a recibir en sus teléfonos mensajes de los edificios caídos, lo primero que se vino a mi mente fue: MI HIJA!, tengo una nena de casí tres años, la cual esta en una estancia a escasos 15 minutos del edificio, sin embargo, busqué a mi Esposa, quien justamente había quedado atrapada en su piso por no poder bajar por las escaleras que se habían dañado. De tal manera que les avisé a mis compañeros brigadistas que la buscaría, la encontré, la miré de tal forma que mi mirada le decía lo que con mi boca no podía expresar, hasta que pude decirle: ¡ Ve por mi Hija! ¡Ve por mi Hija! !Avísame que todo esta bien, no me puedo mover de aquí ni dejar solos a mis compañeros!

En contraesquina de ese edificio, al cual por cierto criticaba porque siempre adornaban de más, las fiestas patrias, las navidades, etcétera, una heladería exquisita acababa de abrir sus puertas, y días después del terremoto, y más vacía que nada, fuí ahí por un helado y el dueño me contó que en el edificio ya inexistente, había una muchacha que salía muy frecuentemente a su balcón y, acto seguido, se bajaba a la heladería, y entre risas se quejaba, decía, porqué se pusieron aquí, están riquísimos sus helados y yo no cabré en mi vestido de novia si sigo viniendo aquí.

Se fue, me concentré en tranquilizar a los demás, que todo estaría mejor, organizarnos para mantener el orden y poder revisar instalaciones de tal manera que nadie permaneciera en el interior. Conozco el edificio desde que la institución lo tomó para su uso, parecía que lo habían desgarrado por dentro, paredes estrelladas, lamparas desniveladas, plafones caídos, aparentemente había sufrido daños extremos, lo que a primera vista pudimos observar, nadie lo creía que en cuestión de segundos hubiera ocurrido algo así. Los compañeros que se encontraban en los pisos, pasmados, decían que no querían regresar, pero muchos dejaron pertenencias como carteras, celulares, dinero, llaves, llaves de auto, tomamos el acuerdo junto con nuestras autoridades superiores, organizar cuadrillas a que ingresaran por ala y piso, con bolsas negras de basura, de tal forma que pasaran lo más rápido posible por cada uno de los lugares, de tal forma que se colocaran en las bolsas todos los objetos prioritarios para los compañeros. Fue una labor titánica, cuatro pisos que aparentemente no eran muchos, sin embargo la mezcla de adrenalina, nerviosismo y prudencia, fue la que nos acompaño para hacer dichas labores completas. 5 de la tarde, terminamos de entregar todos los objetos a los compañeros, muchos no querían irse, el temor estaba presente, empezó a sonar mi teléfono a recibir mensajes de whatsapp, Mi hermano avisándome que el sur estaba colapsado, Soriana (antes Gigante) de Taxqueña caído, desapareció la plazuela que se ubicaba frente a la Comer de Miramontes, así como los edificios habitacionales aledaños, Galerias Coapa dañada, Walmart de Acoxpa semidestruido junto con Suburbia, pero lo más impactante...el Rebsamen caído. Entre esos mensajes estaba uno de mi esposa, "Estamos bien, sólo que no se donde estamos, envío una imagen de whatsapp del lugar frente a ella donde estaban ubicadas, dejé mi auto estacionado y comencé a caminar, salí a Insurgentes Metrobuses detenidos, parecía río de personas deambulando, algunas nerviosas, pásmadas, con miedo, otras corriendo pidiendo apoyo. Logré llegar a ellas, las abracé, "Gracias a Dios estamos bien" Mi Hija sin un zapato, le pregunté a mi Esposa porque sin un zapato, me respondió que al momento de evacuarlas a la zona de seguridad, en el salón no les dio tiempo de colocárselo, llegamos al Auto, compartimos el trayecto con otra compañera, ibámos circulando y viendo los daños generados, esto durante casi 03 horas, lo que comúnmente hacemos en máximo 01 hora.

Llegamos a casa, no había suministro de energía eléctrica, toda la colonia a obscuras, ya estaban ahí mi Padre y Mi hermano esperándome, "Tenemos que ir apoyar, faltan manos!" a lo cual no dude ni tan solo un momento, Mi esposa me pidió que me cuidara, sabía bien que no me iba a negar. (Mi Padre vivió en carne propia el sismo de 1985, en la zona cero, acababa de entregar turno de obra en la construcción de la linea 9 del metro justo en la estación Centro Médico, al momento del sismo, vio como cayó el Edificio de Pediatría y los edificios del Multifamiliar Juárez) Eran las 10 de la noche, mares de vehículos, motocicletas, personas caminando con chalecos, cascos, palas, lámparas, comida buscando apoyar y donar a los afectados, hicimos los mismo, sin embargo, no sabíamos que nos depararía a la mañana siguiente, regresamos a casa. Esa noche, fue la más larga de mi Vida, Sentimientos encontrados, inquietud y precaución, antes era soltero, hijo de familia y sabía que alguien en casa me protegía, hoy era mi turno, proteger y enseñar a tus seres queridos a saber que hacer en este tipo de eventos, abrace a Mi Hija y a Mi Esposa que ya descansaban, lloré.