Un año ha pasado desde aquel 26 de septiembre de 2014, cuando un grupo de normalistas fue atacado y derivado de ello 43 alumnos fueron dados como desaparecidos.
EL UNIVERSAL recupera la historia personal de las víctimas, de los acusados y de las investigaciones que hasta ahora continúan.
Padres de los 43 normalistas desaparecidos hace un año entregaron al presidente Enrique Peña Nieto ocho exigencias, entre ellas el replanteamiento de la investigación y que la misma esté a cargo de una unidad especializada con supervisión internacional, así como que se acepten las recomendaciones del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI).
No obstante, al término del encuentro con el Ejecutivo federal, reprocharon que el mandatario no se comprometió a cumplir ninguna de las demandas, no hubo acuerdos, y rechazaron las seis propuestas que a su vez planteó Peña Nieto. A través de sus voceros, aseguraron que para ellos la verdad de lo ocurrido a sus hijos, el 26 de septiembre de 2014, ya está escrita en el informe del GIEI, aunque para el gobierno federal sea sólo una hipótesis.
Ante la negativa de las autoridades federales de aceptar de inmediato los ocho puntos, María de Jesús Tlatempa, una de las madres de los desaparecidos, enfatizó que continuarán su lucha y “serán la piedra en el zapato”.
Demandas. El documento se entregó en la reunión con Peña Nieto, en la que familiares y normalistas pidieron crear una unidad especializada con supervisión internacional que esté compuesta por dos instancias: una que indague a profundidad dónde están los estudiantes y otra que investigue el “montaje con el que se pretendió engañar a las familias”, en alusión a la versión oficial de que los estudiantes fueron incinerados por el crimen organizado.
En el segundo punto, exigieron la permanencia del GIEI y que el informe que presentaron en días anteriores sea aceptado con todo y sus recomendaciones: “Exigimos que así se señale públicamente, que el gobierno federal publique en el Diario Oficial de la Federación el resumen ejecutivo del informe, y que se haga una nueva edición con amplia distribución en todo el país”.
Pidieron que el mandato de los expertos independientes se prorrogue durante un año más. Asimismo, solicitaron que la indagatoria la lleve directamente la oficina de la procuradora Arely Gómez y sea conducida por un fiscal que tenga el visto bueno del GIEI; que se presenten periódicamente los avances de la investigación y se agoten todas las líneas.
“Exigimos que se investigue la responsabilidad del ex gobernador de Guerrero, Ángel Aguirre; del ex procurador de Guerrero, Iñaky Blanco; del ex procurador general de la república, Jesús Murillo Karam; del titular de la Agencia de Investigación Criminal, Tomás Zerón; y de la responsable de los servicios periciales de la Procuraduría, Sara Mónica Medina Alegría”.
Plantearon el “relanzamiento y concentración de la búsqueda a partir del uso inmediato de tecnología”.
En el punto cinco piden que se brindé atención inmediata y digna a los heridos y familiares de los normalistas. Sobre la Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Aytozinapa, que se deje de criminalizar a sus integrantes.
Sin compromisos. En conferencia de prensa, tras reunirse con el Presidente, los padres que están en ayuno de 43 horas fijaron posición, ante lo que calificaron como una actitud previsible.
Informaron que el presidente Peña Nieto les presentó seis propuestas, que aseguran ya existían, no hubo novedades, por lo que expresaron su descontento y advirtieron que para ellos la verdad ya está escrita en el informe del GIEI, de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Felipe de la Cruz, vocero del movimiento de los padres, dijo que al no reconocer el contenido del informe, que revela que los normalistas no fueron incinerados como señala la versión oficial, “el gobierno lo que busca es cansar a los familiares de los normalistas”.
Al comentar que ya sabían la respuesta que obtendrían del Presidente, mencionó que para el gobierno federal el trabajo del GIEI es sólo una hipótesis, pero para ellos es la verdad.
Vidulfo Rosales, abogado de los padres, adelantó que no aceptarán un tercer peritaje en el basurero de Cocula, como lo planteó el Presidente, ni tampoco la fiscalía especializada para la búsqueda de personas desaparecidas, ya que lo que ellos piden es una unidad especial para el caso Iguala, que se dedique a la búsqueda de los normalistas y a fincar responsabilidades a los funcionarios que ocultaron la verdad.
“Ayotzinapa amerita una investigación específica, que se enfoque a la búsqueda y la otra a fincar responsabilidad a los funcionarios”, agregó.
Reconocimiento de la legitimidad de nuestra búsqueda de justicia y de que el caso se encuentra abierto.
Permanencia del GIEI, aceptación plena del informe y sus recomendaciones.
Replanteamiento de la investigación en una unidad especializada de investigación, con supervisión internacional, compuesta por dos instancias: una que indague a profundidad dónde están nuestros hijos y otra que investigue el montaje con que se nos pretendió engañar.
Relanzamiento y concentración de la búsqueda a partir del uso de tecnología.
Atención digna e inmediata a los heridos y familiares de nuestros compañeros ejecutados extrajudicialmente. Trato digno a las víctimas.
Respeto a la Normal Rural Raúl Isidro Burgos y cese a los intentos de criminalización de los normalistas.
Mecanismos de comunicación permanente, digna y con respeto a nuestros derechos.
Reconocimiento y acciones de fondo frente a la crisis de impunidad, corrupción y violaciones a derechos humanos que vive México.
Investigar todos los hallazgos y posibles responsables que arroje la averiguación, reiterando que la investigación no se ha cerrado y llegará a donde tenga que llegar.
Incorporar las recomendaciones y líneas de investigación que ha propuesto el GIEI.
Se deberán continuar los trabajos para saber qué fue lo que pasó con cada uno de los desaparecidos.
La Subsecretaría de Derechos Humanos, en coordinación con la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas, deberá asegurarse que los afectados tengan acceso a los mecanismos de atención.
La PGR deberá integrar un equipo de peritos, del más alto nivel, para analizar los hechos en el basurero de Cocula. Podrá participar, si así lo aceptara, el doctor José Torero.
Se crea una Fiscalía Especializada para la Búsqueda de Personas Desaparecidas.
El presidente Enrique Peña Nieto se comprometió con los padres de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, desaparecidos en los hechos violentos de Iguala en 2014, a que no habrá “carpetazo” y las investigaciones se mantendrán hasta llevar a los todos responsables ante la justicia.
Durante su segundo encuentro con familiares y abogados de los desaparecidos, el Presidente de la República ordenó a la Procuraduría General de la República crear la Fiscalía para la Búsqueda de Personas Desaparecidas.
“Les aseguré que la investigación sigue abierta. No habrá carpetazo”, informó tras concluir el encuentro que se desarrolló en privado y bajo estrictas medidas de seguridad en el Museo Tecnológico de la CFE, que se encuentra en el Bosque de Chapultepec.
“Se los reitero, estamos del mismo lado, y trabajamos con el mismo objetivo, el de saber qué sucedió con sus hijos y castigar a todos y cada uno de los responsables, busquemos juntos la verdad”, dijo el Presidente a los padres de acuerdo con una cita proporcionada por el vocero de la Presidencia de la República, Eduardo Sánchez.
En conferencia de prensa en el Club Naval, tras concluir el encuentro, el vocero presidencial dijo: “El Presidente les dijo textualmente: Estamos del mismo lado. Ustedes y yo buscamos lo mismo: saber qué pasó con todos y cada uno de sus hijos".
Instrucciones. Durante el encuentro, que inició a las 13:30 horas y concluyó a las 16:18 horas, Peña Nieto giró seis instrucciones a sus colaboradores para seguir atendiendo el caso: Investigar todos los hallazgos y posibles responsables que arroje la investigación, “reiterando que la investigación no se ha cerrado y llegará a donde tenga que llegar”, dijo Sánchez.
Sumar las recomendaciones y líneas de investigación que ha propuesto el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes de la CIDH; que se continúen los trabajos “para saber qué fue lo que pasó de manera individual con cada uno de los desaparecidos”.
La cuarta instrucción fue que la Subsecretaría de Derechos Humanos, en coordinación con la Secretaría Ejecutiva de Atención a Víctimas, deberá asegurarse de que todos los afectados tengan acceso a los mecanismos de atención a víctimas.
“Y se garantice, lo ordenó el Presidente de manera muy puntual, la atención médica de todos aquellos que resultaron lesionados en los sucesos de septiembre de 2014”.
Dijo que la quinta orden fue que, atendiendo la recomendación del Grupo de Expertos, la PGR integrará un equipo de peritos del más alto nivel para analizar los hechos ocurridos en el basurero de Cocula, en el cual podrá participar, si así lo acepta, el especialista José Torero; la sexta orden es la creación de la fiscalía para búsqueda de desaparecidos.
“La investigación quedó abierta, como lo está, para cualquier línea de investigación, tope donde tenga que topar”, dijo Sánchez al ser cuestionado sobre si se revisará formalmente la actuación del Ejército y de la Policía Federal en este caso. Respondió igual sobre si se indagará a políticos como el ex gobernador Ángel Aguirre.
Analizan petición de padres. Sánchez Hernández señaló que en relación a los ocho puntos planteados por los padres de familia, que le entregaron durante la reunión y que el Presidente firmó de recibido y que contempla la posible supervisión y apoyo de expertos extranjeros, el Ejecutivo instruyó a la Secretaría de Gobernación, a la PGR y a la Cancillería a analizar la viabilidad de cada una de estas peticiones.
Añadió que también “les dijo que comprendía su dolor y compartía su indignación, que seguramente éste había sido el año más difícil de sus días y que ninguna madre, padre, hijo o hermano debe sufrir lo que ellos”.
Dijo que la PGR hizo un recuento de acciones, entre ellas que han detenido a 111 personas, realizado 674 dictámenes periciales, recolectado 135 muestras de ADN, recabado 577 declaraciones ministeriales, 6 mil 770 patrullajes de búsqueda, 255 sobrevuelos y 94 revisiones con aviones no tripulados.
Apenas agua con miel bastó para recuperar fuerza y enfrentar al gobierno, a casi un año de la pena que los embarga.
En medio de un ayuno, los padres de los 43 normalistas desaparecidos acudieron a una reunión con el presidente Enrique Peña Nieto, la segunda desde que sus hijos desaparecieron en las penumbras de Iguala, Guerrero, en la noche del 26 y madrugada del 27 de septiembre de 2014.
Hace 364 días que sus voces gritan: “Vivos se los llevaron, vivos los queremos”; esos mismos gritos se han convertido en casi un himno a la desesperación y esperanza por encontrar a sus futuros maestros normalistas. Ayer, los gritos se hicieron sentir con mayor intensidad, pues después de la reunión de alto nivel, para ellos no hubo respuesta positiva, y eso los llena de coraje y más ganas de continuar con la búsqueda.
No había miradas de alegría previo a la reunión; las mandíbulas tensas y las miradas serias ya advertían un encuentro poco afable. Los familiares de los 43 interrumpieron un ayuno que comenzaron el miércoles en el Zócalo y cerca del mediodía abordaron tres autobuses; junto a sus abogados y acompañantes sumaron al menos 120 personas.
Arribaron a la cita en los camiones —escoltados por patrullas— al Museo Tecnológico de la CFE en Chapultepec, lugar elegido por el gobierno para la reunión. El primer encuentro, el 29 de octubre de 2014, fue en la Residencia Oficial de Los Pinos.
Ya los esperaba un fuerte dispositivo de seguridad. El lugar lució amurallado con rejas verdes donde el cuerpo de guardias presidenciales se mantenía a la espera de los tres autobuses. Ningún miembro de la prensa pudo pasar, tampoco dejaron cruzar a peatones, todo fue hermético.
El único funcionario que viajó en el convoy fue el subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, Roberto Campa, quien se encargó de preparar el encuentro. Tuvieron que dejar teléfonos celulares, cámaras y cualquier otro tipo de dispositivo que atestiguara el desarrollo de la reunión.
Alrededor de las 13:30 horas inició la encerrona. Para algunos estudiantes normalistas que apoyaron y que se quedaron afuera, la espera para que concluyera la reunión no fue nada comparada con todos los días que han marchado, gritado y exigido —incluso en algunos países del Sur de América— la aparición de sus compañeros de la Normal Rural Isidro Burgos de Ayotzinapa, ubicada en la zona montañosa de Guerrero.
Tres horas más tarde (en punto de de las 16:20 horas) los camiones cruzaron la salida. Había llegado el momento de conocer las conclusiones del encuentro con el Presidente. Los camiones fueron escoltados de vuelta al Zócalo capitalino donde las carpas de los familiares esperaban al pie de la Catedral Metropolitana. Justo a las 18:00 horas, los padres tomaron los micrófonos.
Para los padres y madres de los 43, la reunión fue un fracaso, al igual que la primera llevada a cabo el 29 de octubre del año pasado. Las miradas en vez de lucir tristes eran de coraje porque, según ellos, no tuvieron una respuesta favorable del gobierno.
Entre los padres ya no hay lágrimas, se han secado después de un año. Carmen Méndoza, madre de Jorge Aníbal, uno de los 43 desaparecidos, habló y tal vez colocó las palabras precisas para describir el encuentro: “esa gente tiene la sangre fría, su mirada lo dice todo”.
La madre del normalista fue una de las que encaró directamente al Presidente en la reunión de ayer. Lo cuestionó sobre quién era el encargado de las Fuerzas Militares y las policías en el país. Un largo silencio cruzó y el Presidente no contestó.
Para los normalistas, la lucha no queda en una simple reunión. Se alista una megamarcha mañana en la ciudad de México, a un año de la desaparición. Mientras, los padres seguirán su ayuno y seguirán así... hasta encontrar a sus estudiantes.
José Luis Abarca Vázquez y María de los Ángeles Pineda Villa quisieron sobornar con medio millón de pesos y un vehículo Mercedes Benz a los policías federales que dieron con su paradero, según afirmaron los propios agentes que los detuvieron el pasado 4 de noviembre de 2014 en una casa de la delegación Iztapalapa.
La información se desprende de una relatoría de hechos que forma parte de la averiguación previa abierta ayer por la Procuraduría General de la República, a la que EL UNIVERSAL tuvo acceso en exclusiva tras un largo litigio de transparencia. Dicha información señala que los Abarca Pineda fueron vistos por primera vez el 24 de octubre de 2014 en un centro comercial de Ermita, junto a una mujer que manejaba un automóvil modelo Spark color azul.
En la investigación se asienta que se les pudo localizar tras un trabajo de investigación realizado por la Policía Federal en conjunto con fuentes de inteligencia. Con la información de las placas del vehículo, relatan los policías federales, pudieron identificar a la propietaria, de quien se reserva su nombre, pero se informa que era amiga de una hija del matrimonio.
Los elementos se dieron cuenta que seguido iba al centro comercial y más tarde se refugiaba en la misma casa de Iztapalapa. Así, los agentes iniciaron la guardia ahí, hasta que según la declaración, a las 2:30 horas del 4 de noviembre de 2014 vieron llegar el arribo de un taxi y la salida de una pareja.
“Por eso los suscritos nos acercamos para verificar e identificar a las personas. Al realizar esta acción, el vehículo con cromática de taxi emprendió la marcha de forma rápida, dejando a las personas en el exterior del inmueble ante quienes nos identificamos como policías federales”.
Los policías le solicitaron una identificación a José Luis Abarca. El ex alcalde de Iguala sacó una credencial para votar del bolsillo del pantalón donde venía su nombre.
“En esos instantes la persona del sexo femenino que ahora sabemos responde al nombre de María de los Ángeles Pineda Villa, quien se cubría el rostro y cabeza con una mascada color verde con dorado nos dijo que nos daba medio millón de pesos a cambio de que le permitiéramos retirarse del lugar, a lo que le indicamos que su ofrecimiento constituía un delito, insistiendo ambos que con ellos no había problema, que tenían dinero suficiente, que incluso nos daba un vehículo de la marca Mercedes Benz que tienen guardado en un corralón, que la factura está a nombre de su hija”, detallan los policías.
La señora Pineda sacó del interior de una bolsa de mano un fajo de billetes en efectivo por 23 mil 790 pesos y les pidió que lo tomaran como adelanto, que el resto se los podía depositar adonde desearan.
“Motivo por el cual y ante la insistencia de los sujetos en mención, quienes de manera espontánea realizaron ofrecimientos de dinero a los suscritos elementos de la Policía Federal a cambio de que omitiéramos cumplir con el desempeño de nuestras funciones, es que se procede al aseguramiento de ambos sujetos, así como del numerario que trataban de entregar a los suscritos al encontrarse en la comisión flagrante del delito de cohecho”, se observa en las fojas.
Después, los policías les leyeron la cartilla de derechos, les permitieron entrar al domicilio para que llevaran consigo algunas pertenencias, y más tarde los trasladaron a la SEIDO.
La Procuraduría General de la República (PGR) tuvo conocimiento de que la madrugada del 27 de septiembre de 2014 se registraron lluvias “moderadas” y “constantes” tanto en Iguala como en Cocula, señalan los reportes del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) y de la Comisión Nacional del Agua (Conagua).
Esta información, contenida en la averiguación previa sobre la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, señala que en las diligencias de la investigación la PGR solicitó a ambas instancias que rindieran un “informe pormenorizado con carácter de urgente y confidencial respecto de las condiciones climatológicas registradas el pasado 26 y 27 de septiembre en los municipios de Iguala y Cocula”.
El 19 de noviembre de 2014, el coordinador general del Servicio Meteorológico Nacional informó a la PGR que entre las 00:10 y las 04:10 horas del 27 de septiembre se registró en Cocula una precipitación de 7.3 milimetros, lo que se considera como de intensidad “moderada”.
Un día anterior, entre las 03:20 y las 04:50 horas del 26 de septiembre, la lluvia en ese mismo municipio fue de 9.9 milímetros (a partir de 10 se le considera “intensidad fuerte”).
El ex procurador Jesús Murillo Karam declaró el 7 de noviembre de 2014 que los normalistas fueron quemados en una pira la madrugada del 27 de septiembre, en el basurero de Cocula.
Aunque los datos de la lluvia están contenidos en la averiguación previa, éstos no fueron mencionados en la información que ese día dio a conocer el entonces procurador.
La averiguación previa de la PGR contiene el reporte elaborado por Conagua, y tiene una leyenda de clasificación por 10 años. Éste coincide con el del SMN: de las 03:40 a las 04:50 horas del 26 de septiembre la lluvia en Cocula fue de 9.9 milímetros, mientras que el 27, de las 00:10 a las 04:10 horas, fue de 7.3 milímetros (lluvia moderada).
Las precipitaciones en Iguala, entre las 03:20 y las 05:00 horas del 26 de septiembre, según el SMN, fueron de 16.5 milímetros (lluvia fuerte). De las 22:40 a las 23:00 horas la precipitación bajó a 0.5 milímetros, y entre las 00:30 y las 03:30 subió a 4.8 milímetros (lluvia moderada).
David Josué García Evangelista jugaba futbol porque perseguía su sueño: ser como Cristiano Ronaldo. Se enroló en los Avispones de Chilpancingo para perseguir ese anhelo que solía compartir con su madre.
El 26 de septiembre de 2014, las balas de un comando armado, que atacó el camión del equipo de Tercera División, fulminaron el sueño de aquel jovencito de 15 años. “Mi niño quería ser un grande. Le encantaba jugar futbol. En relajo me decía que iba a ser futbolista, que iba a ganar mucho dinero, que me iba a hacer una casa, que se compraría uno de los autos convertibles que le gustaban. Él soñaba eso, irse a otro lado y jugar al futbol”, rememora, en entrevista con EL UNIVERSAL, la madre de David, Roberta Evangelista Hernández, a casi un año de distancia de la tragedia.
David Josué tenía a las Chivas Rayadas del Guadalajara como su equipo favorito. Le gustaba tomarse fotos con la camiseta rojiblanca para subirlas a las redes sociales. Pero “su jugador favorito, al que siempre admiraba, era Cristiano Ronaldo. Era su ídolo. Sus tenis eran de él, de ‘CR7’, como decía. De grande quería ser como él”.
Aquella noche en que el chico perdió la vida, los Avispones fueron a Iguala a jugar un partido. Regresaron un poco más tarde de lo normal, “porque el árbitro se tardó en entregar la cédula”.
“Me entero del ataque por las redes sociales. Con mi niño había hablado 10 minutos antes del incidente”, recuerda la progenitora del fallecido futbolista.
“Me dijo que ya venían, que los habían detenido, pero que ya habían pasado el retén. Me extrañó su llamada. Me sorprendí porque era muy tarde. A las 11:30 [de la noche] recibo la llamada, que venían bien. Estaba inquieta, me puse a hacer tarea con mis otros niños. Eran las 12 y media, casi la una de la mañana. Veo que el autobús de los Avispones había sido atacado”.
La incertidumbre se apoderó de doña Roberta: “Tenía el teléfono del técnico, pero le hablé y no contestaba. Empiezo a marcar a mi niño y no me contestaba; se hablaba de heridos. Le insisto al técnico, pero me contestó un sobrino y lo primero que me dicen es que mi hijo había recibido un balazo en el estómago. Fue una locura, decían que la carretera estaba peligrosa, con balacera. No sabíamos qué hacer”.
“Por los medios, nos enteramos de que había muerto una persona, me comunico y había llegado la ambulancia, me dijeron que había que ir al hospital. Tengo un hermano en Iguala y él nos dijo que mi hijo había fallecido”, explica la mamá, aún dolida, consternada. Todavía hay lágrimas.
El dolor de Roberta, a casi 12 meses de la pérdida, se mantiene. Asegura tener la impresión de que el ataque al camión del cuadro guerrerense fue una emboscada y no una confusión con los normalistas de Ayotzinapa, hoy desaparecidos.
“Estoy triste. Al mismo tiempo hay coraje, se siente impotencia por todas las cosas que han pasado, como es el caso de mi niño. No le hacía mal a nadie. Espero que se haga justicia”, demanda.
“Le pediría al presidente Enrique Peña Nieto que las cosas se esclarezcan. Que se nos diga la verdad, por qué los atacaron. No nos queda claro que fue una confusión. No lo decíamos por miedo. Fue una emboscada, porque no quisieron identificarlos primero”, añade.
Busca que el jefe del Ejecutivo les dé una audiencia. “La hemos pedido y no se ha hecho. Recibió a los padres de los normalistas, pero que se dé cuenta de que también somos víctimas de los mismos hechos”.
La madre de David Josúe expone que sus otros dos hijos cambiaron el estado de ánimo. “Trato de encontrar fuerza en ellos, que no me vean triste”, manifiesta. —¿Qué le diría a su hijo si lo pudiera tener otra vez? “Le diría que lo quiero mucho, que daría lo que fuera por tenerlo conmigo, porque así era. Si lo tuviera enfrente le diría que lo amo, que él sabe cuánto lo quería.
Perseguir un balón para anotar gole sirve a Othokari González para sonreír, luego de que hace casi un año “sobreviviera a un ataque de 200 balazos”. El futbol es una terapia para el ex jugador de los Avispones de Chilpancingo.
“Ahorita me ha ido bien. Estoy en un equipo de Chiapas que se llama Valle Verde y he salido adelante, gracias a Dios”, narra el delantero, quien estuvo en el atentado de un comando armado contra el conjunto guerrense, el 26 de septiembre de 2014.
“El futbol me ha servido de una buena manera. Como es lo que más me gusta, ayuda demasiado. Estoy muy agradecido”, agrega convencido el delantero. Othokari recuerda a su amigo fallecido en el incidente, David Josué García Evangelista. “Está conmigo en todos los partidos”, dice.
“Cada vez que meto un gol, levanto las manos hacia el cielo. El 26 voy a sacar una playera con una frase que va dedicada a él y a su familia”, comparte el ariete.
El sueño de ser futbolista no se quedó atrás. Al contrario. González admite su interés por firmar algún día con los Jaguares de Chiapas.
“Mi familia me llama todos los días para saber cómo estoy. Quiero ser futbolista profesional, buscar, primero, una Segunda División y de ahí brincar a la Primera División”, comparte alegre por disfrutar de lo que más le gusta en la vida: jugar al futbol.