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El recorte de 2016 en 5 gráficas

  

El Paquete Económico 2016 trajo consigo recortes en el gasto del sector público federal, como resultado de la tormenta financiera global y las condiciones de ingresos nacionales. Casi todas las secretarías y organismos del gobierno vieron reducidos sus presupuestos para operar el año siguiente, pero ¿cuál es la magnitud del recorte y cuáles son sus implicaciones? Aquí te lo mostramos.

¿Qué tan grande es el recorte de gasto en México?

Aunque es un recorte dividido en dos partes, pues a principios de año la Secretaría de Hacienda anunció un ajuste para el 2015, el cambio en el presupuesto para 2016 es el más grande de los últimos años, puesto que por sí mismo representa 1.4% del PIB, y se suma al 0.7% de recorte de 2015. A pesar de no ser el primer presidente en hacerlo, ya que Fox y Calderón también hicieron ligeros ajustes a la baja en sus Proyectos de Presupuesto a mitad de sus sexenios, la caída en los ingresos petroleros y la tendencia a la baja en los requerimientos financieros (necesidad de deuda) orillaron a Peña y su equipo a tomar esta medida.

¿Cuáles son los cambios con el recorte?

En el siguiente interactivo se ubican los programas de gobierno según los ajustes en su presupuesto; al colocar el puntero sobre un círculo, mostrará el nombre de programa, la variación porcentual real y el presupuesto que le fue asignado en el proyecto para 2016. Además, pueden ordenarse por ramo o por cambio en el presupuesto en las pestañas correspondientes.

El ajuste se tradujo en una reingeniería de los programas de gobierno: algunos se fusionaron, algunos desaparecieron (alrededor de un tercio del total) y surgieron otros con objetivos distintos. Las prioridades: Prospera, becas de posgrado, subsidios a vivienda y prevención y disuasión del delito. Los perdedores: pensiones a adultos mayores, el Programa de Escuelas de Tiempo Completo, infraestructura económica de carreteras y el Fondo Nacional del Emprendedor, entre otros.

¿Cómo afecta el recorte a las secretarías y poderes?

Aunque en general todas las entidades del sector público vieron reducido su gasto programable, la Oficina de la Presidencia de la República, y secretarías como Semarnat, Segob, Sagarpa, Comunicaciones y Transportes y Turismo fueron de las más afectadas con reducciones cercanas al 20%. Organismos públicos autónomos como el INAI o la CNDH mantuvieron su presupuesto sin cambios reales, mientras que el Poder Legislativo tuvo un crecimiento ligero (2.1% de variación) y el Poder Judicial se llevó gran parte de las ganancias (27.6% de crecimiento).

¿Cuáles son las consecuencias?

¿Por qué reducir el gasto? La opción de incrementar impuestos estaba descartada después de la Reforma Fiscal de 2013, por lo que ante la baja en ingresos había dos opciones: incrementar la deuda o reducir el egreso. La expansión de la deuda pública en los últimos años eliminó el espacio para la primera, por lo que el gobierno escogió recortar el gasto público. Con ello se busca estabilizar las finanzas públicas sin comprometerlas a futuro, fortalecer la capacidad recaudatoria del Estado y volver más atractivo al país en términos de inversiones, así como compensar el crecimiento de la deuda de principios de sexenio.

Pero no todo es positivo: la reducción del gasto público poco favorece a la alicaída economía mexicana, que depende en alguna medida de la inversión pública. Esta decisión, junto con la incertidumbre en el panorama económico y financiero global, pone un panorama más bien sombrío en la perspectiva del crecimiento mexicano, que seguirá en niveles medianos.

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