Dos minutos de terremoto los volvió exiliados. Éstas son algunas de sus historias.

Tlatelolco

En 1985 Miguel Ángel Marez tenía 7 años de edad, pero recuerda cada momento vivido la mañana de aquel 19 de septiembre.

"Vivía y sigo viviendo a pocos metros del edificio Nuevo León, en el edificio Sonora", indica. Miguel recuerda haber visto salir a algunos de sus vecinos por sus ventanas, quienes comenzaron a sacar a sus familiares. "Fue muy crudo darnos cuenta cuando un sobreviviente se percataba de que toda su familia había muerto".

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La Roma

Para Joaquín lo más impactante del sismo de 1985 fue llegar a su casa, en la colonia Roma Norte, y ver que más de diez edificios habían colapsado.

“Fue impresionante ver que el edificio no estaba. También se cayó el edificio de RTC que estaba la vuelta, en Chihuahua se cayó un edificio y todavía están las ruinas, no sé porque no las han quitado, está entre Tonalá en Monterrey”, dijo.

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El 19 de septiembre de 1985 la sociedad civil vio nacer, inesperadamente, a una agrupación que con el tiempo se consolidó como una organización de rescatistas de alto nivel, que actualmente es reconocida por su labor en desastres internacionales.

Topo fundador

Fernando Álvarez estaba sentado en una banca del salón donde tomaba la primera clase del que se convertiría en un jueves negro. A sus 22 años cursaba la licenciatura en Administración de Empresas en la Universidad La Salle.

Primero se acercó a las ruinas del multifamiliar Juárez a apoyar a romper con mazos una losa para sacar a un niño de unos ocho años, que fue rescatado después de cuatro horas de golpear el concreto entre 12 personas. El pequeño estaba en shock pero ileso.

"Su mamá había muerto al protegerlo del colapso", lamenta Fernando Álvarez Bravo, que en aquel momento, sin pensarlo, se convertía en uno de los fundadores de la brigada Topos Tlatelolco.

Rescate internacionales

En muchas ocasiones la labor de brigadista pone a Isaac Luna Lomelí de frente con la muerte. El momento más criticó que vivió fue al apoyar en la búsqueda de cuerpos  luego del tsunami que devastó las costas de Indonesia en 2004, el cual dejó más de 200 mil personas muertas.

Fue la situación mas desgarradora para Isaac, un odontólogo de 38 años de edad, de los cuales los últimos 18 los ha compaginado con la labor de rescatista de los Topos Tlatelolco, sin perder de vista a su familia.

"Esa vez, por desgracia, recuperamos cientos de cuerpos, se apilaban en la calle", y eran enterrados rápido por las autoridades para evitar infecciones entre la poblacion sobreviviente, añade.

Aprendiendo el rescate

Priscila Martínez Lira tiene 26 años, estudió Ingeniería Mecatrónica y trabaja en una fábrica de plásticos, donde aplica sus conocimientos.

Hace un año y ocho meses comenzó el camino para ser brigadista. Buscaba una actividad de servicio social que le pedía la Universidad Anáhuac del Norte, donde estudió.

Quería ser paramédico en en la Cruz Roja, como algunos compañeros, pero al investigar encontró a los Topos, que justo habían abierto una campaña de reclutamiento.

Al entrar, recibió un entrenamiento que duró un año y sirvió como filtro para convertirse en miembro. En ese periodo, recibió capacitación en primeros auxilios, atención prehospitalaria, proteccion civil, uso de cuerdas, así como acondicionamiento físico.

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