Josué Tema Corona, es el Alcalde Municipal de San Lorenzo. Trabajó en la pizca de tomate en Florida por unos años. Explica que cualquier persona del municipio debe tener dos o tres familiares en Estados Unidos.
Municipio de San Lorenzo. Las pocas casas con techos de cemento están vacías. Son de los migrantes que hacen su hogar esperando retirarse en la tierra que los vio partir de niños.
La gente pide préstamo o vende sus tierras para poder pagar al coyote y llegar a Estados Unidos. Hace 20 años pagaban 9 mil quetzales (20 mil pesos) hoy pagan hasta 90 mil qutzales (210 mil pesos).
La gente de la comunidad sale a las calles para ver cómo la maquinaria abre el paso. Lo normal de este lugar es ver gente mayor y niños pero no jóvenes. La mayoría están de camino o ya en Estados Unidos.
Ángel Agustín Marroquí, representante del presidente del consejo del desarrollo comunitario, viajó cuando tenía 14 años porque "mi pobre padre se dedicaba a la agricultura. Yo no miraba un futuro".
En los últimos dos años se han ido más niñas que niños. La edad promedio para migrar es entre los 9 y 14 años.
El hijo mayor de la familia, de 20 años, murió de camino hacia Estados Unidos en un accidente automovilístico en Veracruz. Su padre cuenta que desde que tenía ocho años, su hijo hablaba de irse a Estados Unidos porque "es el sueño de todo centroamericano".
Del otro lado del puente está el paso hacia México controlado por los oficiales de migración. Abajo, sobre el Usumacinta, la gente cruza. Dos o tres veces al día, bajan algunos oficiales a pedir 200 pesos a la gente que llega a México, cuentan los locales.
Edgar cruza todos los días a gente de extremo a extremos del río. lo hace por 15 quetzales. Dice que los coyotes siempre llegan entre las 8 de la noche y 3 de la mañana. "Hay que estar atentos", comenta.
Saúl salió de El Salvador sin saber por qué. A la fecha él cree que está de vacaciones en Guatemala. Tiene cinco años y extraña su casa en San Salvador. Su familia fue forzada a abandonar sus pertenencias por amenaza de muerte.
De 2014 a la fecha el número de solicitudes de refugio en Guatemala aumentó 276%. Más de las mitad de ellas son de Honduras y de El Salvador.