El 19 de septiembre de 2017, estaba, como muchos otros en mi oficina. El temblor empezó con una fuerte sacudida, que nos hizo poner en alerta a todos. Luego de realizar la evacuación del edificio donde trabajo, alguien comentó que en Coapa, se había caído una escuela, por lo que nos pidieron a los brigadistas de Protección Civil, y a las personas que quisieran sumarse, que fuéramos a prestar ayuda. Empezamos a caminar y llegamos al Colegio Enrique Rébsamen, donde en ese momento, ya lo que sobraban eran manos, hacía falta que la gente hiciera control de tránsito sobre Acoxpa para indicar que no había paso hacia División del Norte, así que ahí me puse yo un par de horas, hasta que caí en cuenta que mi departamento, se encuentra en esa misma esquina. Todo el tiempo, yo había estado en estado de shock. Cuando dejé mi "puesto" en la vialidad de Acoxpa, fui hacia mi edificio, y mi sorpresa, fue encontrarme a todos mis vecinos en la calle, sin poder entrar al edificio ubicado en Hacienda de la Escalera #11, pues quedó absolutamente inhabitable, con daños externos e internos. Desde ese día, ha sido un martirio todos los trámites, solicitudes de ayuda, de apoyo, lo primero que nos ofreció el gobierno de la Ciudad de México, fueron créditos a "tasas preferenciales" (mensaulidades entre 12 y 16 mil pesos) impagables para nadie, además, de que nos surgía la duda, por qué si yo tenía completamente pagado mi departamento, ahora voy a tener que pagarlo por 30 años a por lo menos 12 mil pesos mensuales. Otra cosa que hizo cambiar mi vida, fue que, durante el mismo temblor, mi madre, una persona de la tercera edad, tuvo una caída, en la que se fracturó dos costillas y se le generaron cuágulos, y pese a encontrarse en tratamiento, falleció exactamente un mes después del sismo. No se cuenta dentro de las víctimas que fallecieron en el sismo, pero si se cuenta como una de las víctimas por el sismo. Así mi vida ha cambiado en que, perdí a mi madre, me quedé sin vivienda, no se tiene claro para cuando podamos volver a tener un techo propio sobre nuestras cabezas.