Tenía mi negocio de panadería y pastelería en la azotea donde vivía en la colonia del valle y las ventas iban muy bien. El día del sismo el edificio de tan sólo tres pisos se sacudió tan fuerte que nos obligó a salir corriendo para poner a salvo nuestras vidas. Todos mis clientes resultaron afectados y cancelaron los pedidos por lo que decidí irme de vacaciones a Querétaro.
A dos días del sismo, estaba dando el enganche de una hermosa, amplia y moderna casa rodeada de naturaleza viva y cielo despejado. Ahora tengo mi negocio en el centro de Querétaro y las ventas han crecido exponencialmente.
Mi vida cambió radicalmente. Gané en calidad de vida, amistades y la paz y quietud de la provincia. Cada que regreso a la CDMX me entristece verla tan deteriorada, despersonalizada y perversa. El sismo del 19 de septiembre de 2017 cambió mi vida y la de mis seres queridos para siempre.