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Travesía a casa

Relatado por: Jacqueline Gallegos

Cuando el sismo ocurrió estaba en la planta baja de la Escuela Superior de Turismo; si hubiera salido 5 minutos antes del salón me hubiera tocado en el transporte público y si me hubiera salido 1 minuto antes estaría en tercer piso del edificio principal. Cuando paso el movimiento fue muy fuerte, que casi caemos al suelo; voltee a ver el edificio y se tambaleaba a la par de un pino que estaba al lado, mientras tronaba y mis compañeros bajaban lo mas rápido posible por las escaleras de emergencia mientras sonaba la alarma. Después de que ocurrió, no nos dejaron salir de la escuela por seguridad (estuvimos ahí por 30 minutos aproximadamente); únicamente teníamos un poco de Internet de la red de la escuela y fue como comenzamos a saber de los daños ocurridos: que un colegio se había caído, varios edificios en distintas zonas igual, gente muerta y desaparecida, todo un caos.

Cuando pudimos salir de la escuela, avise a mis padres que iba en camino, que tal vez tardaría en llegar pero que estaba bien (ellos también confirmaron que estaban bien), me fui con unos amigos en un camión que nos dejo un poco mas adelante de metro la raza; ya que la linea amarilla del metro no servia en ese momento (nuestra ruta común hacia nuestra casa en el oriente de la ciudad); mientras íbamos en el camión alcanzamos lugar y entre tanto trafico podíamos ver muchísimas personas caminando con el mismo objetivo de nosotros: llegar lo mas rápido posible. Cuando bajamos, caminamos un poco para dejar a uno de nuestros compañeros y tomar otro camión que nos acercara más... llegamos a circuito y era un caos, sumando la enorme cantidad de personas que iban a pie. Paramos en una tienda y nos dimos cuenta que no había electricidad, compramos un agua y seguimos caminando mientras hablábamos de las diferentes rutas que podríamos tomar mientras veíamos los camiones llenos de gente que incluso iba "colgando", autos particulares dando aventaron y sin fin de cosas.

Llegamos a la conclusión que un camión que iba a contra flujo era lo mejor, nos dejaría en metro Oceanía y de ahí veríamos como movernos, tuvimos que esperar 2 camiones para poder subir (durante esa espera vimos un edificio sumamente dañado que había sido evacuado, diversas bardas caídas y una que otra persona accidentada) y de ahí un tramo fue algo calmado a excepción del tráfico; nunca habíamos visto algo así, ese camino fue en silencio, sin nuestras habituales bromas o conversaciones, tan solo nos quedábamos viendo unas a otras con una ligera sonrisa tratando de no alterar a las demás porque sabíamos que si una se quebraba las demás lo harían y sería mas complicado.

Cuando llegamos a Oceanía, pudimos ver a mas gente dando aventones pero no lo consideramos ya que llegaron combis que nos acercaban a un más; nos subimos y el trafico volvió a hacer presencia sin ignorar el calor que hacia dentro del vehículo y agradeciendo por el agua que compramos; nos dejó en bulevar puerto aéreo donde nos dijeron que el metro había vuelto a dar servicio; nos subimos y posteriormente llegamos a metro pantitlan donde aún tuvimos que hacer un último transbordo hacia la linea A, que no iba tan llena como lo pensé, si había gente y faltaba un poco de espacio pero por primera vez no vi a señoras quejarse o enojarse con alguien más, creo que todos comprendíamos que no teníamos ánimo de situaciones así; yo me bajé en la estación tepalcates, mis amigas siguieron un par de estaciones mas para llegar a su casa, nos despedimos y quedamos en seguir en contacto en cuanto llegaran.

Salí del metro y camine 3 cuadras hasta llegar a mi edificio (vivíamos en la parte baja de un edificio de 6 pisos), cuando entre trate de evitar el contacto visual con mis padres, ellos tenían la voz quebrada; comentaron que me habían llamado varias veces pero mostré mi teléfono negando que habían entrado las llamadas, cuando vi a mi mamá solté a llorar y estuve así como por 20 minutos; tardé como 5 horas en llegar a mi casa. Durante esa noche, no podía ver ningún tipo de programa de noticias ya que automáticamente comenzaba a llorar. Después de varios días me costaba un poco dormir, al hablar de ello sentía un nudo en la garganta y se me quebraba la voz al punto de querer volver a llorar.