Antes visto o nunca visto? La saga del #19S, por Ricardo Bautista García Esta es la crónica de un terremoto ocurrido en México, en fecha 19 de Septiembre, ¿cómo iniciar la narración de un fenómeno sísmico, cuya primera redacción inició hace treinta y dos años? (1) Esta confusión -aunada al movimiento de la placa de Cocos- es la que, aún ahora, me hace sentir un bamboleo al caminar por nuestro casco viejo, como si la visión de mis ojos tuviera el horizonte desplomado.
Recuerdo una escena de la película Matrix (2): Neo mira, por segunda ocasión, a un gato negro, caminando en un descanso de las escaleras del hotel Lafayette. Este camina exactamente igual y en el mismo lugar, que en el instante anterior. Déjà vu. La tripulación del Nabucodonosor está en peligro inminente pues la Matrix ha sido restaurada.
Pero ahora no veo ningún gato negro, tampoco son las 07:19 horas. Ningún espejo choca contra la pared de mi habitación. Sin embargo (y con embargo) algo extraordinario hay en esta fecha -sin menoscabo de todo lo extraño que se encuentra dentro de lo ordinario, pues lo irracional está plenamente incorporado a nuestra rutina diaria, ?la realidad es una invención cuyas reglas se pueden poner en suspenso, o al menos reescribirse? (3): ¿se trata de un Doppelgänger del 19 de septiembre de 1985? Miro el reloj, son las 13:14 horas, no las 07:19 horas. Déjà vu o Jamais vu.
¿Antes visto o nunca visto? ¿Antes vivido? o nunca vivido? Aún hoy, mi horizonte sigue desplomado. No hay normalidad -cualquier cosa que signifique, incluso si se refieren al ?desierto de lo real?, mostrado por Jacques Morfeo Lacan. En 1985 desperté en una habitación ubicada en la colonia Del Valle. Corrí al Centro Histórico y sus inmediaciones (La Roma, La Tabacalera, La Condesa, La Tránsito, La Obrera) para ayudar en los rescates, en lo que ahora (2017) denominaron Zona Cero de rescate. El 19 de septiembre de 2017, pero seis horas más tarde, salí a la Plaza Santa Catarina -que es un Punto de seguridad- ubicada en el barrio Lagunilla, en el Centro Histórico.
El Déjà vu se desvanece, pues el recuerdo que todos tenemos -y que ahora emerge como un volcán- es que colapsaron inmuebles en esta zona. El doble fantasmagórico del temblor (Doppelgänger), ahora pegó mortalmente en la colonia Del Valle, pero también en La Portales, mi antiguo barrio. Nuevamente en La Roma y la Condesa, en Villacoapa, en el pueblo El Gavillero, ubicado en la Magdalena Contreras, entre otras más. Hago un recuento de las diferencias para que mi memoria no colapse: En 1985 no existían los telefonitos inteligentes, tampoco había simulacros de temblor y menos una alerta sísmica (inventada por el ingeniero Juan Manuel Espinosa.
Él, ahora es el director del Centro de Instrumentación de Alerta Sísmica. Esta asociación civil creó, en 1987, una Red Acelerográfica para avisar, anticipadamente, cuando hubiera un temblor. El ingeniero Espinosa menciona que el primer temblor que la Red identificó fue en 1991). Tampoco se articuló una red de ciclistas colaboradores en los rescates. Ésta extensa red de organizaciones e individuos ciclistas usaron aplicaciones en sus telefonitos como Zello, Whatsapp y Twitter. Dice Agustín Martínez, presidente del Consejo Directivo en Bicitekas A.C., que funcionaron como un ?sistema circulatorio de emergencia?. Llegaron rodando a cada zona cero donde se necesitaban víveres, herramientas e información.
Estos héroes ciclistas adaptaron sus vehículos (y su vida cotidiana) a las necesidades del momento: usaron alforjas, canastillas, cajas de leche; viajaron en bicis de carga, triciclos y bicitaxis. En 2017 no apareció el espectro de Monchito, pero sí el de Frida Sofía (¿su doble fantasmagórico?). Hoy mi familia no está damnificada. Me veo al espejo: tengo barba, dos hijos y una esposa a quienes amo sin lugar a duda. Ya no vivo en una casa de huéspedes, ni traigo una mudanza a cuestas por la ciudad. ¿Por qué un Déjà vu, un Jamais vu, y un Doppelgänger? ¿Qué extraña coincidencia es esta? En términos de Freddie Mercury: ?¿Es esto la vida real? ¿Es esto una simple fantasía?? Mientras la Placa de Cocos se mueve, la calle República de Brasil muda constantemente su punto de fuga.
La cúpula del templo de Santa Catarina se resquebraja, caen el tezontle y la cantera, las farolas de los edificios golpean la piedra como un badajo de campana. Las motos que siempre circulan en sentido contrario sobre esta calle, no cambian su rutina pero son más veloces y van borrachas. Entre mis compañeros de trabajo, nos distribuimos para hacer recorridos. A mi equipo le toca el norte del Centro Histórico: República de Argentina, Costa Rica, Honduras, Ecuador. El antiguo arrabal indígena -fuera de la traza de la ciudad diseñada por Alonso García Bravo- se mantiene en pie, pero las personas viven hacinadas, en edificios propios de las ciudades invisibles de Ítalo Calvino, con tuberías de agua roídas por la incuria, con paredes sobre las que caen las cascadas de agua al piso de abajo y al de abajo hasta llegar al subsuelo; con pisos imaginarios donde poner un pie implica ! caer.
Inmuebles mutilados donde viven familias empobrecidas. Se parecen al inmueble donde vivían mis abuelos en 1985, en la calle Belisario Domínguez, ¿antes visto o jamás visto? Si en 1985, después del colapso, la radio articuló un discurso simulado, ahora los usuarios de los medios digitales se auto regulan para evitar que el rumor, el escarnio y el tremendismo prevalezcan en las redes. Sí, en medio del desastre hubo quien se propuso generar caos, pero también tuvieron su réplica, y ésta los eclipsó: la plataforma Verificado#19S estuvo integrada por voluntarios ciudadanos y organizaciones como Ahora, Artículo 19, Ayuda Óptima, Bicitekas, CartoCrítica, Cítrico Gráfico, Centro Pro de Derechos Humanos, Cencos, Codeando México, Cultura Colectiva, Data Cívica, Datank.ai, Democracia Deliberada, Devf, Fósforo, Horizontal, La Lonja MX, OPI, Oxfam, Revista Paradigmas, R3D, Serapaz, Social TIC, The Data Pub, Tú Constituyente; con el apoyo de Google, McKinsey y Vice.
Ellos identificaron que la mayoría de la información falsa fue originada por Bots. Ante esto nació la certificación #verificado19S. Mediante este mecanismo, y usando Google Crisis Response se confirmó la falsedad de 183 llamados que pedían ayuda en derrumbes, desalojos y situaciones de gravedad. La certificación consistió en corroborar la información mediante el acercamiento de un ciclista, quien corregía o rectificaba la noticia. Esta acción ciclo-digital ayudó a optimizar la ayuda que fluía constantemente. Lograron establecer intercambio de materiales y víveres de una zona cero a otra. Esta información certificada colapsó las fakenews.
La experiencia pudiera tener algo de la utopía de los consejos ciudadanos en los medios de comunicación, a los que Octavio Paz apelara en sus cartas enviadas a la Secretaría de Relaciones Exteriores de México, en 1968, desde la embajada en la India, a propósito del comportamiento grotesco y taimado de los medios impresos y la Tv de esa época (¿Déjà vu?) y de las demandas de la juventud sesentayochera. Lo cito: ?Un ejemplo de estas formas nuevas de participación que debemos inventar: la situación de los medios de información pública en nuestro país.
Resulta escandaloso que la radio y la televisión sean todavía propiedad privada y que constituyan un negocio como cualquier otro. ?Una solución intermedia consistiría en substituir el concepto de propiedad por el de uso: los que deben dirigir la radio y la televisión son aquellos que efectivamente la usan, es decir, los productores y los consumidores. La creación de consejos u otros organismos que se encargasen de la dirección de los programas de radio y televisión, podría ser un experimento en la democracia social de la participación. Estos consejos estarían compuestos por la representación del Estado y, en seguida, por la de los radioyentes y televidentes, los maestros, los hombres de ciencia, los escritores y los poetas, los músicos, los artistas, los técnicos en radio y televisión, los periodistas? en suma, por todos aquellos que participan efectivamente en la función informativa, ya sea como emisores o receptores.
Se aseguraría así no sólo la libertad de información sino el derecho que todos los ciudadanos tienen a usar de la facultad humana por excelencia: hablar, oír y responder ?? (4) Ahora, en la utopía digital, y a pesar de lo señalado por Slavoj ?i?ek respecto a que el ?ciberespacio debía unirnos a todos en una Aldea Global; sin embargo lo que ha ocurrido al final es que nos bombardea una multitud de mensajes procedentes de universos incoherentes e incompatibles? (3), esto se contuvo en la Ciudad de México.
El #19S Mexicano, aportó esta semilla a la estratósfera digital del planeta. Mi mayor confusión la produjo el Déjà vu ciudadano: volví a ver a los rescatistas, a los perros entrenados, los campamentos y las cocinas y los albergues y a las personas siendo muy amorosas con todos (esos días en los que se olvidó el mal humor por los problemas de nuestra ciudad: movilidad deficientísima, inseguridad, socavones guinness, inundaciones, feminicidios. El ?desierto de lo real? descrito por Morfeo). Volví a ver llantos de felicidad cuando se lograba rescatar a una persona bajo los escombros. Pero, si, también regresaron las imágenes de personas que perdieron la vida dentro de los inmuebles y volví a ver a los vampiros inmobiliarios de 1985.
Creo que nunca regresé a la ?normalidad? desde entonces. De ser así, ¿en qué parte de la realidad vivo? ¿?es esto la vida real o sólo es una fantasía?? Estoy en la calle República de Perú. A lo lejos, hacia el poniente, en el punto de fuga que puedo retener, se acercan numerosos puntos de colores. Conforme me alcanzan distingo a un nutrido grupo de estudiantes de la UNAM. Traen cascos, palas, picos, lámparas, corazones ávidos de palpitar con quien los necesite. Buscan participar en un rescate.
¿Pensarán que estamos en 1985? Nos saludamos. Aclaramos que hemos recorrido el Centro y no hay edificios ?caídos?. Una Goya. Ahora se dirigen a La Roma. Veo en esos jóvenes a mi Doppelgänger de 1985, o él, sin saberlo, ¿ve en mi al suyo? ¿Antes visto o jamás visto? En casa nos hemos quedado sin luz, sin agua, sin gas, ¿será 1985?; a menos de un kilómetro de distancia el Multifamiliar Tlalpan está tumbado, se desparrama a los pies de la calzada. Mi hermano está formado en la fila para participar como voluntario. La Marina, el Ejército, la Policía y La Ciudadanía, participan activamente removiendo escombros, auxiliando a los heridos, organizando el caos. Más de setenta años tenía esa construcción, fincada encima del lodo. Todos vivimos encima del lodo, aquí construimos nuestra ciudad, encima de un lago.
El lodo expande las ondas sísmicas, así lo explican los ingenieros sísmicos que se han formado, en nuestra UNAM, a lo largo de tres décadas. Cuentan con dos estaciones sísmicas en la ciudad. Conocen los efectos de este temblor apenas ha terminado. No hay duda, es el año 17 del siglo XXI. Jamás visto. Estoy en el segundo piso de un inmueble histórico. Lo afectó el recargón del edificio de ocho pisos que está a su lado. En uno de los departamentos que visitamos vive una familia que resultó damnificada en 1985 y fue reubicada en este amplio departamento con techos altos. Apenas era de tres miembros la familia. Ahora son siete y viven hacinados en el mismo hogar.
Sin duda es 2017. Les dieron hogar, pero sin una sociedad próspera que les ofreciera movilidad económica, social, o cultural... pues no les ha quedado más que acampar aquí mismo. Son otros damnificados. Es decir, si tienen casa, si, no se cayó en este ¿nuevo? temblor, no, pero parece que siguen desamparados. Sin empleo formal, sin capacidad para ampliarse a otros techos, a otros hogares, al ritmo del crecimiento demográfico de la familia. ¿Antes visto o jamás visto? Camino de noche por la ciudad. Miles de jóvenes lo hacen también, ataviados como rescatistas. Son reconocibles a simple vista. Les aplaudimos, les damos like conforme pasan frente a nosotros. Se dirigen hacia el sur de la ciudad, sobre calzada de Tlalpan. Van a las zonas de rescate, las Zonas Cero: a San Antonio Abad, a Chimalpopoca, a Prados Churubusco, al Multifamiliar Tlalpan, a Villa Coapa, al colegio Rébsamen, a Xochimilco, Iztapalapa, al pueblo El Gavillero. Es lo que todos reconocemos como solidaridad ciudadana.
¿Antes visto o jamás visto? Por Lista de difusión de Whatsapp, envié un mensaje a mis contactos que viven o trabajan en el Centro Histórico. ?Hola, ¿cómo estás??. Bien, responden todos, ?¿y tu inmueble cómo se encuentra?? Estas redes de comunicación permitieron identificar los inmuebles que se comportaron adecuadamente durante el sismo; y también para saber de primera mano que los seres queridos se encontraban a salvo. Apenas unas horas antes del temblor hubo un simulacro, mis dos hijos creyeron -así se los plantearon las profesoras de la Estancia para el Bienestar y el Desarrollo Infantil 8- que ese día hubo dos simulacros. El Doppelgänger del 19 de septiembre ¿es el de 2017 o, por una inversión de la realidad y de los tiempos concebidos y consensuados por el ser humano, es el de 1985? No hay fantasía. Hay catástrofe en ambas fechas. Pero el truco no ha sido desvelado.
En octubre, el ISSSTE dio a conocer una edición breve de los videos que su sistema capturó dentro de las Estancias (5). Las escenas son conmovedoras: decenas de maestras auxiliando e indicando a los niños bajar las escaleras sin correr, cómo colocarse en el patio, transmitiendo seguridad. Algunos pequeños caen al piso pero son levantados por las profesoras y los profesores. El resultado fue óptimo en estos planteles públicos (Muy muy muy agradecido), no así en el Rébsamen. Jamás visto. Me cuentan mis sobrinas, quienes en 1985 eran nonatas (ahora ya están en la edad de la razón), sus experiencias de colaboración y ayuda en este sismo. Se han dado a la tarea de juntar víveres, de asistir a los rescatistas, de dar aventones, de participar en las redes sociales. Participan sin dudarlo, son proactivas y su conciencia también se ha cimbrado. Por esto, porque ellas, mis sobrinas, están aquí, entre nosotros, ayudando, sé que es 2017.
Jamás visto, o ? ¿antes visto? Ha regresado la luz a mi colonia después de que la CFE arreglara los transformadores que se colapsaron. Luego de varios días, leo noticias y también las redes sociales, particularmente el Facebook. Una carta de una dama que participó en una Zona Cero, me conmueve. Ella se llama Al Barreiro, describe un día de rescatista. Lo publica en su muro. Ella aclara que escribió su crónica ?para organizar mis pensamientos y mi corazón, y compartir con mi familia y amigos lo que vive un voluntario cuando participa en las tareas de rescate?. Participó en una Zona Cero en la colonia Del Valle. Cito un párrafo de su crónica: ?Dejamos las cubetas y nos enfilamos sobre Escocia rumbo a Eugenia. Mientras lo hacemos la gente deja lo que tiene en las manos, se quita los guantes y comienzan a aplaudir: los voluntarios, los paramédicos, los ingenieros, los albañiles. Una persona del ejército grita: ¡vivan las mujeres mexicanas valientes! Y así, entre aplausos y gritos, con la vista en el suelo y aguantándome las lágrimas salgo de la zona cero.
Damos vuelta hacia Eugenia, entregó el equipo y la gente me ofrece fruta, comida y agua mientras me felicitan. Les doy las gracias y sigo de largo. Mientras camino me doy cuenta que voy sola -no sé dónde están las demás, pero me hubiera gustado despedirme de ellas- me duele todo, tengo mucha hambre, me arde la cara y me siento mareada. Un voluntario se da cuenta y me detiene, me llevan a un control donde me dan un plátano y un refresco. Me espero unos minutos y salgo de la zona acordonada donde los relevos y la policía me aplauden nuevamente.
Nunca he recibido tan! ta atención así que sólo sonrío -la fama no es lo mío?. (6) Me desmorono. Ese nivel organizativo, ese reconocimiento bien merecido, no existió en 1985. Las lágrimas que fluyen, sin embargo, si vienen desde aquél año.
Han esperado pacientemente al Doppelgänger para resbalar por mi rostro, en este septiembre de 2017. Cual ave, una idea cruza mi cielo mental: necesitamos mucho reconocimiento los mexicanos.
¡Bravo por todos mis compañeros y compañeras! Después de 1985, he contabilizado una quincena de años con cambios. Cambios que pueden no habernos satisfecho, haberse quedado cortos, tener conclusiones equivocadas. Ahora, el nuevo germen ha sido sembrado. Aprovechemos ahora que hemos vuelto a despertar ¿o seguimos dormidos? Un conejo blanco sale de la alcantarilla de la ciudad ¿Antes visto o jamás visto?