En México más de 10.6 millones de personas al mes acuden a los consultorios que están a lado de las farmacias a un costo de entre 20 o 50 pesos, lo que se ha convertido en un sistema de salud que supera la atención mensual de ISSSTE y la del Seguro Popular.
Los casi 325 mil mexicanos que asisten a estos consultorios en un día, los prefieren porque evitan largas horas de espera en institutos como IMSS e ISSSTE, porque obtienen prescripciones de antibióticos y porque no cuentan con el dinero para pagar una consulta privada con médicos especializados.
Hace diez años habían 2 mil 956 consultorios de este tipo, a la fecha hay 16 mil en toda la república. La proliferación fue mayor a partir del 25 de agosto de 2010, cuando entró en vigor el acuerdo que reguló la venta y dispensación de antibióticos. Ahora solo se puede realizar con receta en mano.
Especialistas denunciaron que existen casos en los que los médicos están obligados a inducir la compra de determinadas marcas, fármacos o suplementos alimenticios.
También advierten que la detección de padecimientos sólo es “de paso”, porque resuelven de inmediato los malestares, el problema está cuando los enfermos rebotan en el servicio público con padecimientos crónicos, degenerativos o de alta complejidad y costo.
Gustavo Leal Fernández, investigador en políticas de atención a la salud de la UAM Xochimilco, aseguró que los consultorios adyacentes viven un fenómeno de baja resolutividad. “La gente va y así no pierde un día de trabajo por ir al IMSS o al ISSSTE, le calman los malestares y puede seguir su vida cotidiana. Pero el problema llega cuando estos pacientes rebotan al servicio público y llegan con padecimientos crónicos degenerativos o de alta complejidad y costo”.