Nació el 31 de mayo de 1819 en West Hills, Long Island, Nueva York.
Por falta de dinero, a los 12 años dejó la escuela y entró como aprendiz a una imprenta; desde entonces inició su amor por la escritura.
De carácter reflexivo, Whitman fue influenciado por Homero, Dante, Shakespeare y la Biblia. Trabajó en la imprenta hasta los 17 años, cuando un incendio destruyó la industria.
Desde 1836 se dedicó a dar clases en escuelas de Long Island, hasta que en 1841 retornó al periodismo. Fundó los periódicos The Long-Islander y Brooklyn Freeman y fue editor en el Brooklyn Daily Eagle. Sus tópicos predilectos eran la naturaleza, la humanidad, la sexualidad, la muerte, el hombre, el cuerpo, la religión, los animales, la geografía, la política y la democracia.
En 1855 publicó Hojas de Hierba (Leave of Grass), conformada por 12 poemas sin nombre y un prefacio; en 1856, una segunda edición apareció, esta vez con 32 poemas; a lo largo de su vida, Whitman fue enriqueciendo esta obra.
Su particular estilo en verso libre y sus temáticas lograron que conectara con la sociedad, lo que lo llevó a la fama. Sin embargo, también ganó críticas y censuras por la libertad con que escribía.
En 1862 viajó a Washington para cuidar de su hermano herido, quien combatió en la Guerra Civil de EU (1861-1865); impactado por tantos heridos, Whitman decidió trabajar en los hospitales; vivió en Washington 11 años.
El poeta sufrió una parálisis parcial en 1873; poco después fue a visitar a su madre agonizante, quien vivía con su hermano en Nueva Jersey, donde se quedó a vivir hasta 1892, cuando Hojas de Hierba fue lanzado en una nueva edición a cargo del publicista James R. Osgood.
Hojas de Hierba fue sometido nuevamente a una dura crítica puritana, mientras las ganancias del poeta aumentaron lo suficiente para poder adquirir una casa en Camden, Nueva Jersey, donde pasó sus últimos años revisando sus poemas y preparando un volumen final titulado Good-Bye, my Fancy.
En espera de la muerte, Whitman encomendó un mausoleo de granito con forma de casa. En su última semana de vida estaba muy débil. Escribió: “Sufro todo el tiempo, no tengo alivio, no hay escapatoria, es la monotonía, la monotonía, la monotonía, el dolor”.
Walt Whitman murió el 26 de Marzo de 1892.
Luego de cuatro días fue enterrado en el cementerio de Harleigh en Camden, Nueva Jersey. Su funeral fue público y masivo, acudieron más de mil personas en sólo 3 horas y llenaron su casa de flores y ofrendas.
(primera edición 1855, NY)
Su obra maestra desvela la poesía como un espacio terreno, banal incluso, basto por la desmesura en la sensualidad que expresa el lenguaje; explora nuevos estilos que escapan a la versificación clásica, aborda la experiencia real y busca transmitir la riqueza del mundo en palabras auténticas, comunicables, alejadas del aristocratismo. Aunque por un tiempo fue considerada obscena y hasta censurada, su sencillez cautivó a los lectores. En 1891, después de seis ediciones, preparó una versión final que ha sido llamada la “Edición del lecho de muerte”. En ella escribió: “…Todos los momentos y estados de ánimo de mi vida, clima favorable y sucio, todas las partes de la tierra, y paz y guerra, joven y viejo”.
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“Soy tan malo como el peor, pero, gracias a Dios, soy tan bueno como el mejor”
“Cada momento de luz y oscuridad es un milagro”
“Los infinitos héroes desconocidos valen tanto como los héroes más grandes de la historia”
“El futuro no es más incierto que el presente”
“Para tener grandes poetas, debe haber grandes audiencias”
“Nada perdura, excepto las cualidades personales”
“Acepto la realidad y no me atrevo a cuestionarla”
“Sin duda merecía a mis enemigos, pero no creo que mereciera a mis amigos”
“Para mí, cada hora del día y la noche es un indecible perfecto milagro”
“Nunca ha habido otro comienzo que éste de ahora, ni más juventud que ésta, ni más vejez que ésta; y nunca habrá más perfección que la que tenemos ni más cielo ni más infierno que éste de ahora”
Autoproclamado: “Soy poeta del Cuerpo y soy poeta del Alma”, su obra empezó a ser conocida en 1855 con 12 poemas sin título, y terminó en 1892 con 389, meses antes de morir. Aquí algunos ejemplos:
Oh Capitán, mi capitán
Oh capitán, mi capitán
Oh Capitán, mi Capitán:
nuestro azaroso viaje ha terminado.
Al fin venció la nave y el premio fue ganado.
Ya el puerto se halla próximo,
ya se oye la campana
y ver se puede el pueblo entre vítores, con la mirada sigue la nao soberana.
Mas ¿no ves, corazón, oh corazón,
como los hilos rojos van rodando
sobre el puente en el cual mi Capitán
permanece extendido, helado y muerto?
Oh Capitán, mi Capitán:
levántate aguerrido y escucha cual te llaman
tropeles de campanas.
Por ti se izan banderas y los clarines claman.
Son para ti los ramos, las coronas, las cintas.
Por ti la multitud se arremolina,
por ti llora, por ti su alma llamea
y la mirada ansiosa, con verte, se recrea.
Oh Capitán, ¡mi Padre amado!
Voy mi brazo a poner sobre tu cuello.
Es sólo una ilusión que en este puente
te encuentres extendido, helado y muerto.
Mi padre no responde.
Sus labios no se mueven.
Está pálido, pálido. Casi sin pulso, inerte.
No puede ya animarle mi ansioso brazo fuerte.
Anclada está la nave: su ruta ha concluido.
Feliz entra en el puerto de vuelta de su viaje.
La nave ya ha vencido la furia del oleaje.
Oh playas, alegraos; sonad, claras campanas
en tanto que camino con paso triste, incierto,
por el puente do está mi Capitán
para siempre extendido, helado y muerto.
“Canto a mí mismo”
Traducido por Jorge Luis Borges (fragmento)
Obra sin ley, como los copos de nieve, sus palabras son simples
como la hierba, el pelo despeinado, risas e ingenuidad.
Lento el andar, comunes las facciones, emanando sencillez y modestia,
Brotan de un modo nuevo desde las puntas de los dedos,
Flotan en el aire con el olor de su cuerpo o de su aliento, salen de
la mirada de sus ojos.
Me ha tocado en suerte, lo sé, lo mejor del tiempo y del espacio;
nunca he sido medido y no seré medido jamás.
El viaje que emprendo es eterno (¡que todos me oigan!).
Mis signos son un capote contra la lluvia, fuertes zapatos y un
bastón cortado en el bosque,
En mi silla no sestean los amigos,
No tengo cátedra ni iglesia ni filosofía,
No llevo a ningún hombre a una mesa puesta, a la biblioteca, a la bolsa,
Pero a cada uno de vosotros, hombre o mujer, lo llevo a una cumbre,
Mi brazo izquierdo ciñe tu cintura,
Mi derecha señala los continentes y el gran camino.
Ni yo ni ningún otro puede andar por ti ese camino,
Eres tú quien debe andarlo.
¡Poetas del Porvenir!
Poetas del porvenir ¡Oradores cantantes,
músicos del porvenir!
No es el día de hoy quien debe justificarme
y explicar quién soy.
Sois vosotros, la nueva generación, nativa,
atlética, continental, más grande que todas
las conocidas.
¡Levantaos! ¡Debéis justificarme!
Yo no hago más que escribir una o dos
palabras acerca del futuro,
me limito a adelantarme un momento
y sólo para retomar y correr apresuradamente
a las tinieblas.
Soy un hombre que, pasando sin detenerse,
dirige al azar una mirada hacia vosotros
y luego vuelve el rostro,
dejándoos el cuidado de examinarla y definirla
reservándoos lo fundamental
De la política lo atrajeron los temas fronterizos y nacionalistas que lo llevaron a adoptar una perspectiva expansionista y antimexicana. Tenía fe en la superioridad anglosajona. “Consideraba que el carácter del pueblo mexicano tenía poco o nada de los nobles atributos de la raza anglosajona”.
Su poema “Canto a mí mismo” es una oda a la democracia y a su patria. El escritor era partidario del imperialismo, racista, esclavista y confrontó a quienes se opusieron a la guerra en contra de México.
Hojas de Hierba recibió fuertes críticas cuando fue publicado en 1855. Aunque fue considerado una epopeya de la literatura del siglo XIX, se le atribuyó “impiedad libidinosa y audacia fálica” pues se desarrolló en una sociedad puritana que no aprobó la vanguardia literaria de Whitman, quien se alejó de las viejas voces europeas, imitadas por Poe o Dickinson.
Whitman quería que sus poemas fueran leídos como plegarias, por eso la construcción de sus versos adquieren un matiz que recuerda a las profecías religiosas.
En la tercera edición de Hojas de Hierba, Whitman incluyó “Calamus”, una serie de poemas eróticos que celebraban el amor homosexual, por lo que el puritanismo de la época negó su publicación en algunas ediciones por considerarlo inmoral.
La trascendencia de Walt Whitman puede verse en la obra de múltiples escritores y poetas, entre ellos Rubén Darío, Jorge Luis Borges, Pablo Neruda, Luis Huidobro, Guillame Apollinaire y Allen Ginsberg.
Rubén Darío
“Walt Whitman”
En su país de hierro vive el gran viejo,
bello como un patriarca, sereno y santo.
Tiene en la arruga olímpica de su entrecejo
algo que impera y vence con noble encanto.
Su alma del infinito parece espejo;
son sus cansados hombros dignos del manto;
y con arpa labrada de un roble añejo
como un profeta nuevo canta su canto.
Sacerdote, que alienta soplo divino,
anuncia en el futuro, tiempo mejor.
Dice el águila: «¡Vuela!», «¡Boga!», al marino,
y «¡Trabaja!», al robusto trabajador.
¡Así va ese poeta por su camino
con su soberbio rostro de emperador!
Federico García Lorca
“Oda a Walt Whitman” (Fragmento)
Ni un solo momento, viejo hermoso Walt Whitman,
he dejado de ver tu barba llena de mariposas,
ni tus hombros de pana gastados por la luna,
ni tus muslos de Apolo virginal,
ni tu voz como una columna de ceniza;
anciano hermoso como la niebla
que gemías igual que un pájaro
con el sexo atravesado por una aguja,
enemigo del sátiro,
enemigo de la vid
y amante de los cuerpos bajo la burda tela.
Ni un solo momento, hermosura viril
que en montes de carbón, anuncios y ferrocarriles,
soñabas ser un río y dormir como un río
con aquel camarada que pondría en tu pecho
un pequeño dolor de ignorante leopardo.
Jorge Luis Borges
“Camden, 1892”
El olor del café y de los periódicos.
El domingo y su tedio. La mañana
y en la entrevista página esa vana
publicación de versos alegóricos
de un colega feliz. El hombre viejo
está postrado y blanco en su decente
habitación de pobre. Ociosamente
mira su cara en el cansado espejo.
Piensa, ya sin asombro, que esa cara
es él. La distraída mano toca
la turbia barba y saqueada boca.
No está lejos el fin. Su voz declara:
Casi no soy, pero mis versos ritman
la vida y su esplendor. Yo fui Walt Whitman.
José Martí
“Pero ¿qué dará idea de su vasto y ardentísimo amor? Con el fuego de Safo ama este hombre al mundo. A él le parece el mundo un lecho gigantesco. El lecho es para él un altar. “Yo haré ilustres, dice, las palabras y las ideas que los hombres han prostituido con su sigilo y su falsa vergüenza; yo canto y consagro lo que consagraba el Egipto”. Una de las fuentes de su originalidad es la fuerza hercúlea con que a las ideas como si fuera a violarlas, cuando sólo va a darle un beso, con la pasión de un santo. Otra fuente es la forma material, brutal, corpórea, con que expresa sus más delicadas idealidades.”
Eduardo Moga
El español tradujo la obra del poeta estadounidense hace unos años en un volumen de más de mil 500 páginas que incluye, además de la edición bilingüe de Hojas de Hierba, una selección de prosas, prólogos, dedicatorias y artículos sobre sí mismo, sobre la Guerra Civil o sobre Abraham Lincoln, además de un diario circunstancial de la contienda que crean un relato de Whitman y su obra.
Eduardo Lago
Escritor y estudioso de la literatura estadounidense. Publicó en 2018 el libro Walt Whitman ya no vive aquí, un compendio de poemas que Lago ha realizado a lo largo de su trayectoria y que pueden leerse como extensas cartas de amor a la tradición literaria estadounidense, en la cual Whitman es un espectro que la recorre y que es evocado constantemente.
Jorge Luis Borges
El argentino tradujo una selección de Hojas de Hierba al español, pues se identificaba con el “hombre solitario y desafortunado cuya vida no tenía felicidad” y el “héroe semidivino que defiende la democracia”, dos estilos propios del estadounidense, de quien admiraba que pudiera hacer de sus lectores un personaje de ficción.
Ana Rosa González Matute
Ensayista y narradora, egresó de la carrera de Letras Inglesas en la UNAM; realizó una traducción de “Canto a mí mismo” para el Material de Lectura de Poesía moderna de la Universidad Nacional.