La liga de la decencia lo quiso expulsar. Pero Octavio Paz lo defendió. Pedro de Urdimalas, el dialoguista de la película, se negó a aparecer en los créditos. Pero David Alfaro Siqueiros exaltó el realismo de las escenas. Ante semejante polémica, Luis Buñuel respondió lacónico: "Yo jamás he sido libre". Es decir, que su película era apenas lo que su conciencia le permitía mostrar. Que la realidad era aún más cruel.