La búsqueda de una vacuna contra el nuevo coronavirus está en su etapa final. La Organización Mundial de la Salud (OMS) tenía registro, hasta este 12 de noviembre, de 212 proyectos de vacuna en desarrollo, de los cuales 48 están en etapa de ensayos clínicos en humanos y 164 en evaluación preclínica (probadas en laboratorio).
Existen diferentes tipos de vacuna, dependiendo de la base que utilicen y del objetivo que busquen.
*Vectores virales no replicantes: utilizan el propio virus, modificado, y empaquetan instrucciones genéticas del mismo
Los vectores virales son virus ya conocidos que son inofensivos, a éstos se inyecta una muestra genética del SARS-Cov-2. Como resultado, se crean las mismas proteínas externas del coronavirus. Al introducirse en la persona vacunada, su sistema inmunológico responde y forma anticuerpos.
Usan una forma inactiva del virus que puede ayudar al cuerpo a generar anticuerpos sin riesgo de contagio.
Se usan muestras o partes muertas de SARS-Cov-2. Este método dificulta la producción en grandes cantidades.
Utilizan moléculas de ARN mensajero del virus, para generar inmunidad contra la llamada proteína spike, o espiga del virus
Antes de ser probadas en personas, los proyectos de vacuna deben superar pruebas in vitro y en animales. Es lo que se conoce como “fase cero” o preclínica.
Después, tienen que pasar por tres fases de pruebas en personas, antes de ser aprobadas si es que los resultados son positivos.
Consiste en aplicar la vacuna en grupos de 20 a 100 personas saludables. El objetivo es confirmar que no amenaza a la salud, que es eficaz, identificar posibles efectos secundarios y la dosis adecuada.
Participan cientos de personas. El objetivo es evaluar la gravedad de los efectos secundarios más comunes a corto plazo, y verificar la respuesta del sistema inmunológico a la vacuna.
Incluye pruebas a miles de voluntarios, parte de los cuales reciben placebo. La firma Moderna es la que emprendió el ensayo más grande, que involucra a 30 mil personas. Participan personas sanas y enfermas (Moderna y Pfizer incluyeron en su ensayo a pacientes con VIH controlado). Se compara la evolución de personas vacunadas y las que recibieron el placebo. Se verifica efectividad y se identifican más efectos secundarios posibles. Si los resultados son positivos, las vacunas son aprobadas para su uso público.
Ya aprobada la vacuna, fabricada en masa y utilizada en la gente en general, se debe hacer un seguimiento, para verificar, en el mundo real, la eficacia de la sustancia a más largo plazo, y los efectos colaterales. A esto se le conoce como Farmacovigilancia.
Hasta el momento, son 10 las vacunas que están en la fase 3 de pruebas.
El Instituto de Investigaciones Infantiles de Murdoch, en Australia, anunció en marzo que probaría si la vacuna Bacillus Calmete-Guerin (BCG), desarrollada como protección contra la tuberculosis, puede servir contra el coronavirus, disminuyendo el riesgo de ser infectado o reduciendo la gravedad de la enfermedad. La vía de administración es intramuscular y se encuentra en fase 3 de ensayos. Se está probando, además de en Australia, en Holanda, España, Reino Unido y Brasil.
El 11 de agosto, el presidente de Rusia sorprendió al mundo al registrar la vacuna Sputnik V, convirtiéndose en la primera en ser registrada, pese a que la fase 3 de ensayos comenzó el 12 de agosto. La vacunación masiva entre ciudadanos rusos comenzará en septiembre.
El 14 de octubre, Rusia registró su segunda vacuna contra el Covid-19
Edición: Guadalupe Galván / Diseño: Miguel Ángel Garnica