Los movimientos telúricos no pueden predecirse y dependiendo de la intensidad, pueden llamarse terremotos o provocar tsunamis.
Un sismo es un rompimiento repentino de las rocas en el interior de la Tierra. Esta liberación repentina de energía se propaga en forma de ondas que provocan el movimiento del terreno.
Un sismo contiene ambos tipos de movimiento en todo momento. Las ondas sísmicas se propagan en todas direcciones, provocando el movimiento del suelo tanto en forma horizontal como vertical.
Un tsunami son olas de varios metros de altura producidas por un sismo cuyo hipocentro tiene lugar bajo el océano. Estos sismos hacen que el suelo marino se desplace en forma vertical, lo que genera un desplazamiento violento del volumen de agua que se encuentra por encima de éste.
Los tsunamis, como los terremotos, son devastadores, como el que azotó la región de Indonesia en el 2004, o el de Japón, en el 2011.