El veneno se produce en las glándulas ubicadas en la vesícula del telsón o cola del arácnido.
Para el animal, su veneno es un mecanismo de autodefensa que funciona en la captura de insectos y artrópodos para alimentarse.
El veneno del alacrán puede producir inmunidad natural en los individuos con antecedentes previos de picadura e intoxicación.
En nuestro país se reportan alacranes en estados en las que hace una década no se reportaba su presencia.
Mayores movilizaciones humanas y el cambio climático favorecen una mayor distribución.