El organismo emplea los minerales para muchas funciones básicas, como darle mantenimiento a huesos y células. Sodio, potasio, calcio, cobre, magnesio y zinc tienen diferentes papeles en nuestro cuerpo. Por ejemplo, el zinc es necesario para la enzima que activa la vitamina A, vital para la salud visual

Metales como plomo, cadmio, mercurio y aluminio pueden incorporarse a productos alimenticios en diversas etapas de producción, desde su cultivo hasta su industrialización. Vegetales, dulces, cereales, mariscos y enlatados llegan a contener pequeñas porciones de estos elementos.

La concentración de los metales pesados en los alimentos puede causar un efecto tóxico a quien los consume, pero la gravedad de este efecto dependerá de la cantidad y concentración del metal en el alimento, así como de la resistencia del organismo.