Unos de los medidores más preocupantes de la población flotante que nutre la industria turística son sus desechos. El elemento más común encontrado en el océano es el plástico. Por otra parte, los residuos orgánicos que llegan al mar por los desagües no son inocuos: generan algas y microorganismos que transforman los ecosistemas marinos.

Para especialistas de Greenpeace México, uno de los sitios más afectados por el impacto turístico de los últimos años es la península de Yucatán. El caso más crítico se encuentra en Isla Holbox, el microcosmos donde se reúnen claramente todos los efectos de una industria turística depredadora.

En México casi 9% del PIB se mueve a partir de la actividad turística. Las grandes inversiones extranjeras se mueven en grandes centros turísticos que buscan recuperar su inversión en el menor plazo. El turismo masivo de este tipo, ávido de ganancias rápidas, es difícilmente sustentable.