Sin embargo, existe un subregistro producto del miedo que trae consigo denunciar la identidad sexual y la impunidad de la justicia para investigar y darle rostro a un tema que duele. México no es la excepción. De 2006 a 2017 se lograron documentar 81 asesinatos de este tipo.
Y es que esta discriminación sí mata.
En la última década, los crímenes contra miembros de la comunidad LGBTI aumentaron en 10 países de América Latina. Organizaciones civiles y la prensa llevan las cifras sobre los crímenes contra lesbianas, gais, bisexuales y transexuales.
Cada 19 horas una persona LGBT es asesinado o se suicida víctima de LGBTfobia, lo que hace de Brasil el país número uno en el mundo en ese tipo de crimen. Los datos son de la ONG Grupo Gay de Bahía, que informó que en el año 2017 allí se registraron 445 casos. La situación es dramática en este país, pero en el resto de América Latina también
Visualización de datos: Esteban Ponce de León/ El Tiempo GDA.
Contra viento y marea, las organizaciones civiles y la prensa llevan las cifras sobre los crímenes contra lesbianas, gais, bisexuales y transexuales. Sin embargo, existe un subregistro producto del miedo que trae consigo denunciar la identidad sexual y la impunidad de la justicia para investigar y darle rostro a un tema que duele.
En palabras del director del Instituto Nacional de Medicina Legal de Colombia, Carlos Valdés, hace diez años en Colombia no se analizaban tan fielmente los crímenes contra la población LGBT, pues eran considerados homicidios simples o agravados, de acuerdo con las circunstancias.
“No hacíamos un registro juicioso. Y no hacíamos diferenciación por género”, reconoce Valdés,
pero “el Instituto ha entrado en una modalidad de estudio diferencial y hemos detectado asuntos muy dolorosos”
Otras voces, como la de la Defensoría LGBT de Argentina, dan cuenta del ocultamiento de la orientación sexual de los fallecidos. Razón por la cual identificar los crímenes de odio en los países es difícil. Una forma es detectarlos por el nivel de sevicia que emplea el asesino: violar, apedrear, empalar, descuartizar o acuchillar múltiples veces a la víctima.
Lo anterior sin contar con que hay muchos suicidios que resultan del matoneo y la estigmatización. A juicio de las autoridades forenses, tanto en Colombia como en Argentina, los crímenes contra los LGBT son una realidad que camina invisible en nuestras sociedades.
En Brasil, 39 personas con identidad sexual diversa se suicidaron en tres años;
asesinadas con arma de fuego
asesinadas con arma blanca
asfixiadas
apedreadas
carbonizadas
envenenadas
En Rosario, Argentina, asesinaron a Mónica Ortiz con siete puñaladas. La mujer trans, de 53 años, fue hallada muerta dentro de su casa, en junio del 2016. Su cuerpo estaba atado a la cama y calcinado.
En México, la organización Letra S logró sacar de la cárcel a un hombre gay injustamente señalado de asesinar a su pareja. Tras el proceso judicial se logró comprobar que fiscales y jueces comparten prejuicios contra la comunidad gay que determinaron el fallo, lo cual se constituye en una clara discriminación.
142 asesinatos de integrantes de la comunidad LGBT en Colombia ocurrieron en el marco del conflicto armado. En las confesiones de Justicia y Paz, paramilitares colombianos confesaron ser partícipes de torturas y desapariciones forzadas, además de molestarse cuando algunos de sus comandantes se referían a ellos como “maricas”.
En La Paz, un departamento de El Salvador, asesinaron a dos mujeres trans de 22 y 29 años. A este hecho le siguió una desaparición y otro asesinato contra miembros también de esta comunidad. Después de estos hechos, al menos seis mujeres trans huyeron hacia Estados Unidos.
A Kiara, mujer trans de 25 años, la encontraron sin vida en un parque de Uruguay la madrugada del 24 de septiembre del 2012. Estaba bocabajo, con un balazo en la cabeza y parte de su cuerpo incinerado. Pruebas halladas en el lugar indicaban que el agresor fue un agente de la policía, pero no se comprobó nada.
En Honduras, la edad promedio de las víctimas de crímenes de odio por diversidad sexual es de 34 años, y aunque la totalidad de los casos reportados por una ONG tienen una respuesta de la justicia, no hay información disponible sobre cómo se cometieron los crímenes.
En Venezuela, los datos no se acercan aún a la realidad; sin embargo, se sabe que 13 personas fueron impactadas con balas y 10, golpeadas con martillos y piedras por no ser heterosexuales.
Aunque no hay un registro oficial de ataques hacia la comunidad LGBTI, existen casos como el de Alfredo Alfaro Caballero, de 51 años. Este hombre homosexual fue asesinado el 22 de enero de 2016 en el salón de belleza donde trabajaba. Estaba atado de pies y manos y con señas de asfixia.
En Puerto Rico hay ley para procesar los crímenes de odio, pero solo se ha producido una sentencia, 14 años después de que las Reglas de Procedimiento Criminal incluyeran el prejuicio como una circunstancia agravante a la comisión de un delito y 11 años después de que ese agravante se estableciera en el Código Penal de Puerto Rico.
Los miembros de los colectivos que defienden los derechos de las personas LGBT en América Latina reclaman el respeto por la diversidad en un territorio desigual en donde no los pueden seguir lastimando.
Las organizaciones civiles de los diferentes países tienen registros de este pasado y presente dolorosos. Ahora coinciden en pedir políticas públicas para que el futuro sea más esperanzador.