Aunque en México ya se emplean algunas de las tecnologías antisísmicas, principalmente en edificios de gran altura, como la Torre Mayor, los científicos experimentan con dispositivos para edificios más pequeños y con soluciones más costeables; sin embargo, la opinión de los especialistas es que la primera necesidad en el país para garantizar la seguridad de los edificios es emplear las herramientas tradicionales de edificación de manera adecuada y bajo supervisión real, libre de corrupción.