El arsénico se encuentra distribuido ampliamente en la naturaleza. Por lo general, está en la superficie de las rocas combinado con azufre o metales como manganeso, fierro, cobre, niquel, plata y estaño. El hidrotermalismo favorece que se diluya, mientras que la falta de oxígeno en el agua lo vuelve más concentrado en los mantos acuíferos profundos.