Un sismo es un rompimiento repentino de las rocas en el interior de la Tierra. Esto se debe a desplazamientos aleatorios de las placas debido a movimientos convectivos en la capa intermedia de la Tierra, ya que el material caliente del interior sube a la superficie liberando calor interno; mientras que el material frío, baja. Las fuerzas de fricción de las placas liberan energía que se propaga en forma de ondas y provoca el movimiento del terreno.

Para registrar el movimiento de las ondas sísmicas por el suelo, se utilizan equipos denominados sismógrafos o acelerógrafos, cuyo principio de operación está basado en la inercia de los cuerpos. La evolución de estos instrumentos pasó de un registro mayoritariamente analógico a uno totalmente digital. Los enlaces satelitales ahora también ayudan a generar datos en tiempo real desde lugares remotos.

Para la doctora Xyoli Pérez, jefa del SSN, la tecnología en monitoreo de sismos en el país está en correspondencia a la que se maneja en el mundo, pero algunos de los retos para optimizar la labor son: robustecer la red nacional con 50 estaciones adicionales a las que se tienen hoy en día, fortalecer los registros locales, estimular la creación de estaciones móviles para mapear todo el país, y respaldar datos en centros alternos.