Las leyes de la atracción

El impulso sexual humano es generado por diversos componentes a nivel biológico y determinado por estructuras cerebrales específicas, como la ínsula y el núcleo estriado. La corteza insular está relacionada con el sistema límbico y se está convirtiendo en el foco de atención por su función en las experiencias emocionales y su representación en el cuerpo. Por otra parte, el núcleo estriado es la principal vía de entrada de información hacia los ganglios basales y recibe información de la corteza cerebral.

Detonantes biológicos

En una relación sexual fluyen neuroquímicos muy importantes en el organismo, como la dopamina y la oxitocina. Estas sustancias son liberadas en el cerebro de manera natural durante el coito, pero también bajo otro tipo de situaciones, como eventos estresantes. Se considera que es por esto que se forman preferencias o vínculos poderosos, tanto con quienes se mantiene una relación sexual, como con quienes se vive una situación de alerta.

Química amorosa

En el deseo también entran en juego motivaciones interpersonales y determinantes culturales. Para los especialistas, es imposible disociar estas esferas porque esto sólo genera una trivialización de la sexualidad. El legado cultural, así como los conocimientos adquiridos y la subjetividad personal conforman de manera diferente el ideal amoroso.

Aspectos sociales