Estamos viviendo una revolución tecnológica que involucra de forma muy significativa al espacio. Un ejemplo de esta transición es el desarrollo de microsatélites, que con un peso de 10 a 100 kilogramos bajan los costos con beneficios similares al de sus hermanos mayores.

Los microsatélites podrían convertirse en uno de los nichos de oportunidad de la Agencia Latinoamericana y Caribeña del Espacio (ALCE), el recientemente anunciado mecanismo regional de cooperación en el ámbito espacial y en el cual están integrados México, Argentina, Bolivia, Ecuador, El Salvador y Paraguay, así como Colombia y Perú como observadores.

Las constelaciones de satélites de micro y pequeño tamaño son una opción para que países con economías emergentes puedan desarrollar sus capacidades espaciales, pues al dividir costos en lanzamientos, desarrollo tecnológico y operación de la infraestructura, hay más posibilidades de éxito.