Inercia histórica
La oposición a la vacunación llegó casi al mismo tiempo que surgieron las vacunas. Las sanciones introducidas en Inglaterra en 1853 (y reforzadas en 1867) para quienes no se vacunaran eran ignoradas por los tribunales hasta que en 1898 la vacunación simplemente dejo de ser obligatoria. Más de un siglo después, fuertes brotes de sarampión y tos ferina obligaron a varios gobiernos europeos, como el de Italia, a regresar a las penalidades.
Miedo y desinformación
Sin embargo, los temores por las inmunizaciones siguen presentes en todo el mundo y se materializan en numerosos movimientos antivacunas. En medio de la emergencia mundial por Covid-19, a los expertos en salud les preocupa que estos grupos ayuden a disuadir a muchas personas cuando se disponga de una vacuna segura contra el SARS-CoV-2; de hecho, desde antes del surgimiento de la pandemia, la OMS ya reconocía el rechazo a la vacunación como una de las 10 principales amenazas para la salud mundial.
Pandemia
Para especialistas como Ricardo Trujillo, académico de la Facultad de Psicología, los movimientos antivacunas son grupos sociales con creencias perfectamente estructuradas y que ofrecen poder a los individuos frente a la premisa de que pueden compartir una verdad mediante la cual el sistema dejara de ejercer control. La inequidad social se puede convertir en un caldo de cultivo para que cualquier idea fructifique sin trabajo argumentativo, sin demostrar.