Desde su descubrimiento, la secuenciación genómica del nuevo coronavirus fue uno de los principales pasos para combatirlo. Esto aumentó la velocidad para clasificarlo, definirlo e incluirlo como un nuevo miembro de las familias de virus ya conocidas. El SARS-CoV-2, nombrado así el 11 de febrero del 2020, subrayó el importante papel de la investigación molecular en esta nueva era.

El desarrollo de las vacunas contra el SARS-CoV-2 se realizó en tiempo record y concentra uno de los avances más espectaculares a nivel científico que ha traído consigo la pandemia. El virus impulsó que se probaran tecnologías, ya en desarrollo, pero con las que nunca antes se habían producido vacunas autorizadas, como el ARN mensajero (ARNm). Su funcionamiento implicaría una revolución en la vacunación y tratamiento de enfermedades mortales.

La creación del fondo COVAX también es considerado como un logro distintivo del 2020, un discreto paso para democratizar los alcances de la ciencia. Este proyecto tiene como objetivo entregar dos mil millones de dosis para fines de 2021. COVAX es el pilar de la vacuna de una asociación global para acelerar el desarrollo de pruebas y medicamentos, conocido como Acelerador de Acceso a Herramientas COVID-19 (ACT).