La División de Ciencias de la Tierra de la NASA apoya una serie de proyectos para utilizar los datos de observación de nuestro planeta y poder comprender mejor los impactos ambientales, económicos y sociales de la pandemia a nivel regional y mundial; pero también para encontrar nuevas herramientas para intentar minimizar el desgaste de los ecosistemas.

Uno de los estudios tiene que ver con las estelas de condensación, las nubes de forma alargada creadas con el vapor de agua que se genera alrededor de los gases emitidos por la aeronave en vuelo. Los cristales de agua que albergan en su interior estas nubes son capaces de atrapar el calor y contribuir en gran medida al calentamiento atmosférico. Durante la pandemia, las restricciones de vuelo, limitaron la generación de estas nubes.

Los satélites y su instrumental siguen de cerca otros fenómenos como: el bienestar de los arrecifes, el desarrollo de los cultivos, el tráfico vehicular, los incendios y las concentraciones de contaminantes en la atmósfera. Los investigadores encontraron en la pandemia un parteaguas que está mostrando pruebas más contundentes de lo que pasa con el medio ambiente tras los cambios en las actividades humanas.