Donald Trump, el magnate de los inmuebles, es generalmente conocido por generar polémica, por su irreverencia e indiscreción, pero también por su fuerte postura racista y xenófoba, factores que, sin embargo, le han dado la oportunidad de inmiscuirse en la política estadounidense y colarse como el candidato fuerte del Partido Republicano por la presidencia de Estados Unidos.
#MakeAmericaGreatAgain (Devolver la grandeza a EU) es su eslogan de campaña, a la cual se lanzó el 16 de junio de 2015 y en la que deja claro su principal objetivo si gana la batalla por la Casa Blanca en 2016: deportar a 11 millones de migrantes, en su mayoría mexicanos, y “hacer que México construya y pague un muro fronterizo” entre ambas naciones, para evitar así que los indocumentados crucen y “lleguen a robar el trabajo de los estadounidenses”.
Sus comentarios discriminatorios contra los migrantes mexicanos y las mujeres, y sus “descabelladas” posturas en política internacional le han permitido crearse una extensa lista de personajes que van desde políticos, deportistas y hasta artistas, que le critican y señalan de ser un “político absurdo”.
Donald Trump nació en una familia de clase media, concretamente el 14 de junio de 1946 en Queens, en Nueva York, para luego convertirse en un megalómano gurú cuyo fan número 1 es él mismo.
El Estado Islámico tiene su origen en la invasión de Estados Unidos a Irak y la caída de Saddam Hussein en 2003, momento en el que varias milicias extremistas aparecieron para combatir a las tropas extranjeras.
Sus orígenes, vinculados a Al-Qaeda, se remontan a la época de la ocupación estadounidense en Irak (2003-2011); a partir de entonces dio el salto a Siria, donde adquirió poder al calor de la guerra, y se independizó de la organización dirigida por Ayman al Zawahiri.
De acuerdo con Audrey Kurth, del Programa Internacional para la Seguridad, el Estado Islámico no es un grupo terrorista igual que Al Qaeda, sino su sucesor, y representa una nueva amenaza.
El Estado Islámico tiene un estimado de 30 mil combatientes, ha tomado control de territorio iraquí y sirio, tiene extensas capacidades militares, controla líneas de comunicación e infraestructura, se financia a sí mismo, y despliega sofisticadas operaciones militares.
Ahora, los yihadistas controlan la mitad de Siria, más de 90 mil kilómetros cuadrados del territorio, incluyendo las ciudades de Aleppo, Al Raqa, Homs y Hama, así como partes al sur de Damasco, la capital siria. Además, los yihadistas tienen en sus manos la mayoría de los yacimientos de petróleo y gas de Siria, excepto los campos de Shaer y Yezl, en el este de Homs, bajo control del régimen, y los de Remilan, en poder de las milicias kurdas.
El EI mantiene secuestrados a más de 4 mil civiles procedentes de varias provincias y ha ejecutado a 3 mil 27 personas, entre ellas menores y mujeres, así como rebeldes y efectivos del régimen sirio.
Huyendo del terror, miles de sirios han salido hacia Europa buscando escapar del EI, lo que ha provocado una crisis migratoria en la Unión Europea.
La fotografía de Aylan Kurdi, un menor de 3 años, ahogado en una costa turca provocó consternación internacional ante la problemática que enfrentan los refugiados en septiembre pasado.
Además, han cometido atentados internacionales en su búsqueda de vengarse de los “impíos” o infieles occidentales, como los atentados de París cometidos el pasado 13 de noviembre.