El 11 de abril de 1980 a las 07:15 horas, el Comandante en Jefe de la Base Militar, La Joya, ubicada al sur de Perú, le ordenó a Óscar Santa María Huertas, derribar a un objeto volador anómalo que se desplazaba lentamente hacia ellos y se temía que fuera tecnología de países vecinos interesados en el equipo que acaban de comprar a la Unión Soviética. Cabe recordar que ese año la milicia peruana fue el primer país en América Latina en tener este arsenal.
Mientras esto se pensaba, en el cielo había algo "similar a un globo", muy luminoso y plateado, ante la mirada atónita de más de mil 800 soldados en formación en la base, de los cuales 460 elementos fueron asignados para seguir desde tierra toda la maniobra y evitar el acercamiento de ese objeto, la orden era muy clara “derribar a ese intruso antes de que nos haga inteligencia”, nos aseguró Santa María, ya retirado de la Fuerza Aérea, en entrevista en su casa de Lima. En ese momento él fue elegido debido a su puntería para disparar y derribar objetivos en movimiento.
"Mi comandante me dio la orden de despegar en un jet Sukoi para disparar al objetivo esférico porque estaba en un espacio prohibido".
Este jet de guerra de tecnología soviética era el más avanzado en la década de los ochenta y por tanto, no se permitía una equivocación.
"Me acerqué y le disparé 64 obuses de 30 milímetros algunos le pegaron de lleno, pero sin ningún efecto, el no identificado inició un ascenso súbito y comencé a perseguirlo”, indicó Óscar, quien comentó que el fuego hubiera destruido cualquier otro artefacto en cuestión de segundos.
Sin embargo, “el Ovni agarró una velocidad de 950 km/hr, llegando a 84 kilómetros de distancia y a 19,200 metros de altura, se detuvo súbitamente lo que me obligó a realizar una maniobra evasiva para no impactar con él." El ex militar mencionó que “una vez que lo vi estático, tomé altura para disparar y cuando ya estaba fijo en la mira se comenzaba a elevar y me rompía la maniobra”.
Al cuestionarlo sobre la apariencia de aquello que perseguía cuando se encontraba a una mínima distancia de 100 metros afirmó que "tenía una superficie redonda, plateada de unos 10 metros de diámetro en promedio, con una cúpula de vidrio de color crema en la parte superior y una base ancha de metal que hacia que todo se reflejara. Pero también me percaté que no tenía tubos de escape, ni ventanas y ningún sistema visible de propulsión".
Óscar Santa María, mencionó que la persecución terminó 22 minutos después debido a que el indicador de combustible del jet alertaba que ya no había más.
“A mi regreso a la base me comuniqué con los superiores para que me autorizaran sacar otro avión, y continuar la persecución. Ellos me dijeron ¿qué pasa con el globo? les dije que no se trataba de un globo, ni nada que se le pareciera. Lamentablemente no me autorizaron más combustible, ni sacar otra nave de guerra”.
Inmediatamente fue llamado al área de inteligencia para buscar en catálogos al objeto que persiguió, pero la estructura voladora que vio no estaba en ellos.
Un objeto volador anómalo que al día siguiente regreso y sobrevoló nuevamente la Base Militar “era muy luminoso y que hacía movimientos angulares sobre toda la Base y estuvo por lo menos 30 minutos”.
Un caso que se mantuvo en secreto por más de 20 años y fue en el 2007 que en un evento Ovni organizado en Washington, Estados Unidos le entregaron a Óscar un documento desclasificado de NASA sobre este incidente. La pregunta es ¿cómo se enteraron en la Unión Americana? a lo que Óscar nos afirmó que pudo ser “por sus satélites o en el intercambio de información que hacen los sistemas de inteligencia que comparten eventos raros”. Una experiencia que fue catalogada en el 2013 con el número 0007 del Departamento de Investigación de Fenómenos Aéreos Anómalos, DIFAA, dependiente del área de Intereses Aeroespaciales de la Fuerza Aérea de Perú.