Los atlas de riesgos son sistemas integrales de información sobre agentes perturbadores y daños esperados en una comunidad y su entorno. Estos datos son resultado de un análisis sobre la interacción entre los peligros, la vulnerabilidad y el grado de exposición de los agentes afectables. Con las herramientas que se ofrecen en este sistema se busca simular escenarios de riesgos y estimar los daños del fenómeno perturbador para la oportuna toma de decisiones en las medidas de prevención, mitigación y gestión adecuada del problema.

El primer Atlas Nacional de Riesgos se realizó en 1991, pero sólo constituido como una serie de mapas. A finales de esa década empiezan a surgir más iniciativas de las diferentes ciudades del territorio nacional para su realización local, pero una política federal de inversión para el desarrollo de estas herramientas y una metodología estandarizada se empezó a gestar entre 2009 y 2010. Desde hace siete años hay una revisión anual y a los municipios se les dan indicaciones específicas acerca de cómo presentar la información.

Los especialistas señalan que es importante diferenciar lo que deberían ser los atlas de riesgo y lo que verdaderamente son en México. La mayoría de los que existen en la actualidad son en realidad atlas de peligros naturales que exponen información sobre los fenómenos, pero aún faltan herramientas para determinar los riesgos que realmente representan en el territorio, pues se necesita más información sobre los sistemas expuestos y la vulnerabilidad social. Otra forma de hacerlos más efectivos sería volverlos dinámicos mediante mayor inversión en tecnología y capacitación de recursos humanos.