La volatilidad y elevados precios de los alimentos, la degradación de los recursos naturales, la globalización, la urbanización, el cambio climático y las políticas gubernamentales son sólo algunos ejemplos de los grandes desafíos que enumera la FAO para garantizar la seguridad alimentaria en las próximas décadas.

Además de los recursos naturales que se emplean para producir comida y cuyo desgaste es cada vez más evidente, alrededor del 30% de los alimentos generados para consumo humano en todo el mundo son desperdiciados. La FAO calcula que esta cantidad sería suficiente para alimentar a dos mil millones de personas.

Otra cuestión importante es lograr que las dinámicas de producción sean cada vez más sustentables. Mientras que dentro de los laboratorios del mundo se diseñan alimentos con un alto nivel nutricional y amigables con el medio ambiente, (como moléculas vegetales convertidas en jugosas hamburguesas); por otra parte, se revaloran alimentos tradicionales, como insectos y semillas con gran resistencia a climas extremos.