La globalización ha modificado el rostro de la obesidad. Según informes de la FAO, en países donde el exceso de peso solía ser señal de riqueza, hoy a menudo indica pobreza. Mayor disponibilidad de alimentos a precios más bajos significa también mayor acceso a alimentos ultraprocesados con más grasa o azúcar.

Aunque en nuestro país la obesidad es considerada como una epidemia, poco se ha hecho para luchar contra ella. No hay políticas públicas que impulsen la ejercitación, sigue prevaleciendo la venta de comida chatarra en las escuelas y nuestro país tiene el número uno en venta de refrescos. Un nuevo etiquetado en los alimentos, pretende advertir de forma más clara sobre altos contenidos en sodio, grasa y calorías.

Para los expertos en nutrición, obtener el balance perfecto en una alimentación que se refleje en una buena salud no es sencillo. Aunque las capas superiores de la sociedad intentan adoptar formas de vida más sanas, también las modas por determinadas dietas o formas de alimentación pueden ser peligrosas si no se cuenta con la información y supervisión adecuada.