Una nanopartícula mide la millonésima parte de un milímetro, pero sus alcances las han convertido en las grandes protagonistas de una revolución científica y tecnológica. Ahora que se puede acceder a la materia, controlando tamaños, formas y número de partículas, las posibilidades parecen abrirse de manera ilimitada, como pequeñísimos robots (o nanobots) capaces de purificar el agua gracias a sus partículas esféricas de magnesio y metales.