La sangre, ese tejido líquido que transporta oxígeno para las células de los vertebrados y circula sin empacho por venas y arterias está tratando de ser imitado para una nueva generación de robots. La idea es generar un sistema que, al igual que la sangre, sea capaz de distribuir energía. En lugar de eritrocitos, leucocitos, plaquetas y plasma, este compuesto está integrado por un fluido hidráulico cargado con iones disueltos.