El 25 de mayo, la ciudad de Acuña fue azotada por un tornado de categoría 4 en la escala Fujita que duró sólo 6 segundos. El saldo fue de 14 muertos y casi 300 heridos. En cuatro colonias arrasó con casas, vehículos, camiones, árboles y postes de luz; cientos de personas resultaron afectadas.

El presidente Enrique Peña Nieto viajó hasta la zona del desastre y dijo a los pobladores que no estaban solos.

En tanto, la Conagua aseveró que sí había alertado a las autoridades municipales y estatales sobre las posibilidades de que se formaran tornados, aunque admitió que lo había hecho vía correo electrónico.

Cinco meses después del tornado, el huracán “Patricia” generó gran atención en México. Este ciclón se formó el 22 de octubre en el Pacífico y ese mismo día alcanzó la categoría 5, la máxima de la Escala Saffir-Simpson, por lo que fue calificado como “extremadamente peligroso y potencialmente catastrófico”.

Primero la ONU dijo que “Patricia” sólo podía compararse con el tifón Haiyan, que cobró la vida de seis mil 300 personas en Filipinas (2013), y posteriormente la Conagua informó que después de un análisis se había determinado que era el huracán más poderoso del planeta en toda la historia.

Debido a ello hubo acciones de prevención como nunca. El huracán tocó tierra un día después en Jalisco y causó afectaciones también en Colima, Nayarit y Michoacán, pero no fueron de la magnitud ni de la devastación que se esperaban.

Tras el impacto, el Presidente refirió que correspondería a los científicos determinar qué fue lo que evitó el efecto devastador.