Apolo se convirtió en un símbolo de la rivalidad internacional, y le mostró al mundo que una democracia podía obtener grandes logros técnicos enfocados sin un manto de secretos.
El punto culminante de Apolo fue la llegada del hombre a la Luna, pero este proyecto brindó a la humanidad muchos otros conocimientos científicos.
Por ejemplo, el hardware Apolo se utilizó en la construcción de Skylab, la primera estación espacial de Estados Unidos.
Cuando llegó el momento de construir el transbordador espacial, los ingenieros de la NASA usaron lo que habían aprendido durante el Apolo para hacer que la estructura básica del transbordador fuera más fuerte y segura y al mismo tiempo, más ligera de peso.
Que incluían gran cantidad de vidrio natural formado cuando los meteoritos golpeaban la Luna; gran parte de este vidrio se había formado hace más de 4 mil millones de años, y se preservó por la falta de agua y atmósfera en la superficie Lunar; este material es importante porque permite a los científicos conocer los primeros días del Sistema Solar.
El descubrimiento de una roca llamada anortosita mostró que la Luna había sido el sitio de procesos geológicos muy complejos. Otros hallazgos permitieron encontrar similitudes en la composición de rocas lunares y terrestres, lo cual permitió confirmar la teoría de que la Luna se formó a partir de escombros expulsados de la Tierra por una colisión con un objeto del tamaño de Marte cuando nuestro planeta contaba con aproximadamente 4 mil 500 millones de años.
Pero el conocimiento que nos trajeron todavía se está aplicando y aún se está agregando.
La NASA recibe alrededor de 60 solicitudes de investigación de muestras cada año, lo que da como resultado que se analicen anualmente alrededor de 525 muestras.
Pero Apolo no sólo logró la conquista lunar, sino que finalmente pudo concretar el objetivo diplomático de que los rivales de la Guerra Fría trabajaran juntos, pues en 1975 el proyecto Apolo-Soyuz vio el último muelle de la nave espacial Apolo con una Soyuz soviética, y sus dos tripulaciones realizaron operaciones conjuntas en órbita, legado que continúa hasta hoy, mientras Estados Unidos, Rusia y otros 16 países trabajan juntos a bordo de la Estación Espacial Internacional.
En total, fueron 17 misiones las que comprendió Proyecto Apolo.
