Dividir un pueblo por la mitad
El pueblo de Candelaria, al sur del estado de Campeche, casi frontera con Tabasco, comparte ese riesgo. Las últimas cifras oficiales de población de 2010 hablan de unos diez mil habitantes, pero los vecinos calculan que ya son casi 20 mil. La comunidad tiene dos ejes. Uno es la carretera, el otro las antiguas vías del tren.
A lo largo de más de dos kilómetros y medio, los rieles parten del río que da nombre a la villa y la dividen en dos. En el área de 40 metros dentro del derecho de vía hay un pequeño museo, el centro de la población, pequeños negocios como la taqueria El Charro o la tienda de artículos para campesinos y ganaderos La Granja del Tío Jorch y centenares de viviendas. Según los datos publicitados por Fonatur, son 400 dueños afectados.
Entre ellos está Joaquín Aguilar, un aguador de 59 años, que vive en las afueras. Compró el terreno a otro vecino por diez mil pesos y durante 20 años levantó, pedacito a pedacito, este hogar de una sola planta. Amplio y de concreto visto, algunas divisiones están hechas con telas y otras con muros. El techo es de lámina de zync, dice orgulloso. Le valió, calcula, unos cien mil pesos y su patio trasero está a metro y medio de los rieles.
Viven “diez gentes”: su esposa Victoria, sus hijos y sus nietos. Tienen un aparato antiguo de aire acondicionado incrustado en la pared y varias televisiones. En una suenan canciones de k-pop, mientras la mujer robusta y morena cuenta que tiene miedo de lo que “estén tramando” los del Tren Maya “por que llevan un tiempo callados” y una de las hijas cocina mojarras a la leña.
“En diciembre [de 2019] nos convocaron a una reunión a todos los que estamos en derecho de vía. Fuimos más de 500 gentes. Presentaron el tren, diciendo que no tuviéramos nada que temer, que se iba a buscar la manera de que no nos afectara ni nos perjudicara. 'En el peor de los casos, lo que les puede pasar es que se les reubique', eso dijeron. Y la mayoría salimos contentos, pensando que no nos iba a pasar nada. Su tono fue muy agradable y como que entendimos que el tren se iba a desviar”, recuerda Aguilar.
“Luego llegó una segunda reunión, meses después, y volvimos a preguntar. Y allí ya hablaron, con un tono más agresivo, directamente de reubicación ya que iba a ocupar 20 metros a cada lado de la vía, 'Se tienen que quitar', dijeron”, y sentencia, “nos van a arrancar del pueblo, entendemos que reubicación es desalojo y van a partir el pueblo a la mitad. Siento que las autoridades nos engañaron en diciembre, traicionados por el Gobierno, que no nos habló con franqueza”.
En la minuta de una de las reuniones que mantuvo Fonatur con varios grupos de vecinos, se lee que estaba presente además el despacho de abogados Barrientos y Asociados, que firmó en agosto de 2019 un contrato con Fonatur por 62 millones de pesos denominado “Trabajos Técnico-Jurídicos para la Identificación y Liberación de Áreas de Afectación para la Constitución del Derecho de Vía del Proyecto Denominado Tren Maya”. Algunos vecinos se negaron a firmar la minuta al no estar de acuerdo en cómo reflejaron la reunión.
“Por último, se comentó a los asistentes sobre el proyecto de reasentamiento en la zona urbana de Candelaria, como aquellas acciones que deben garantizar la seguridad de los usuarios y de la población. Que es un procedimiento que inicia y que es importante escuchar las principales inquietudes de los vecinos, generar el diálogo y el respeto a los derechos humanos”, se lee en el documento.
Los vecinos plantearon sus dudas y desacuerdo con los “reasentamientos humanos”, dijeron que el Tren Maya no les representa beneficios y cuestionaron no entender qué pasaría con sus propiedades dentro del derecho de vía y los 20 metros a cada lado.
“Al respecto,se mencionó que el trazo del TM en lo que respecta al tramo Palenque-Izamal, no será modificado y seguirá la ruta de las vías férreas existentes, por ello la importancia de reubicar a las familias con viviendas o comercios en el derecho de vía”, contestó Fonatur en el encuentro.
“Candelaria es una comunidad del siglo XIX, de mayoría maya y chol, y el pueblo es anterior también a la vía del tren. También hay un amparo contra las obras. Allí apareció Fonatur por primera vez en junio”, explica Kalycho Escoffié, quien da asesoría legal a las comunidades.
“¿Qué intención de negociar tienes cuando ya como autoridad has decidido el proyecto, que va a pasar por tu comunidad, que la relocalizazación va a ocurrir sí o sí y ya empezó la construcción?”, se pregunta, “no es un acuerdo. Tu te vas de tu casa. Ese es el acuerdo. Agrégale que usan el discurso de que son personas que invadieron las vías cuando fue al revés, el Tren les invadió las comunidades. También plantea una duda. Si esto pasa en Candelaria, ¿qué no estará pasando en sitios más pequeños?”.
Uno de esos lugares más chiquititos es el Poblado El Aguila, ya en Tabasco y menos de 30 kilómetros al norte de Tenosique. Al lado de un cruce de las vías y la carretera está Daniel Panadero, de 45 años. Regente una tienda de abarrotes de su familia. Les han dicho que les van a reubicar, pero no sabe donde. “¿Y sí me alejan del cruce y pierdo toda la clientela? No estoy en contra del tren, solo no quiero que me reubiquen”, comenta, “en el pueblo hay varios negocios y seis familias que viven dentro del derecho de vía. Solo una persona se mudó dentro hace poco para tratar de aprovecharse”. Argumenta que el tren va a pasar sí o sí y no hay nada que puedan hacer.